EL JANAL PIXAN DE LA ZONA MAYA
FORMA PARTE DE LA FESTIVIDAD INDIGENA DEDICADA A LOS MUERTOS EN MEXICO, PROCLAMADA EL 7 DE NOVIEMBRE DEL 2003 POR LA UNESCO, COMO OBRA MAESTRA DEL PATRIMONIO ORAL E INMATERIAL DE LA HUMANIDAD.
FORMA PARTE DE LA FESTIVIDAD INDIGENA DEDICADA A LOS MUERTOS EN MEXICO, PROCLAMADA EL 7 DE NOVIEMBRE DEL 2003 POR LA UNESCO, COMO OBRA MAESTRA DEL PATRIMONIO ORAL E INMATERIAL DE LA HUMANIDAD.
La zona centro maya de Quintana Roo perteneció en la época prehispánica a la provincia de Cochuah, en esta región la defensa de los mayas ante los espaí±oles fue tenaz y duradera. La última de estas grandes batallas de la dignidad maya se libro de 1847 a 1901. Actualmente los descendientes de esta gesta heroica habitan la zona centro maya del estado y mantienen vivas en gran medida muchas de sus prácticas tradicionales. Una de estas prácticas de la actual cultura maya viva, es el ”Janal Pixán» alimento de las ánimas, festividad maya de la época prehispánica dedicada a los muertos y que sobrevivió durante la época colonial. Hoy se nos presenta como una clara muestra de armonía surgida de la unión de dos culturas que se integraron hasta llegar a confundirse, produciendo nuevas formas de diversidad cultural.
En el calendario maya existe un sexto mes de nombre Xuul, que significa final, Actualmente corresponde al mes octubre-noviembre en este periodo florece el ”xpujuk» o ”xtempora», (TageteasPatula) y el ”muul» flores de color amarillo y morado fuerte, crece de manera silvestre y sirve para adornar los altares mayas. (Estas flores tienen la particularidad de que sus semillas maduran cuando la planta está floreciendo, lo cual las distingue de otras especies cuya flor debe de marchitarse antes de que la semilla crezca) Así como las hojas de ruda (Ruta Chalapensis) y albahaca (Ocimium Basilicum) En los últimos días del mes Xuul del calendario maya, los antepasados mayas festejaban al seí±or Aj Puch y Yuum Kíimil, deidades mayas que representan a la muerte. Para este festejo, los antiguos mayas preparaban un altar de plano rectangular que representaba a la tierra; sus soportes, eran cuatro horquetas que se prolongaban por encima de este plano y se amarraban con corteza de árboles (majaguas), haciéndolas converger en el centro de la mesa (Taas ché) en el cual se colgaba un recipiente de barro en donde se depositaba fuego y copal y en la mesa, en otros recipientes de barro, se depositaba agua, sal, miel, maíz, cacao, balché, semillas, frutas, plumas, piedras preciosas, algodón y cera.
En la actualidad las familias de la zona centro maya de de Quintana Roo a unos días de la celebración del Janal pixan procuran limpiar de maleza y basura las áreas circundantes de la casa, así como las tumbas de los familiares difuntos, dos días antes de estas fechas se acostumbra a no dejar lavado ni bordado pendiente, ya que existe la creencia que el pixan al llegar se abocará a terminar dichos pendientes. De igual manera despejan un área en el interior de la casa principal en donde colocarán la mesa de uso cotidiano que servirá como altar para las ofrendas cuya esencia nutrirá a los pixanes. Esta mesa-altar se cubre con un mantel blanco, limpio y bordado en donde se pone la tradicional cruz de la zona maya, flores y velas, así como la comida y bebida que más apetecía el difunto en vida, acompaí±ándolas con frutas y dulces, sal y una jícara con agua y albahaca.
El janal pixan en este territorio maya maacewal, no es una manifestación cultural uniforme sino una práctica llena de matices familiares, étnicos y de grupos. Tiene lugar los días 31 de octubre para los ”mejen pixanes» (ánimas de los nií±os) y 1º de noviembre para los ”nucuch pixanes» (ánimas de los adultos)Más adelante, al llegar el octavario (biix), el final de los ocho días de estancia de los pixanes con los familiares, se les despide con ofrendas igualmente generosas como las que recibieron a su llegada. El día 7 de noviembre, tiene lugar la despedida de los nií±os y el día siguiente 8 de noviembre la de los adultos. Sin embargo en la zona maya maacewal, estas celebraciones del octavario (”biix») se pueden hacer con la misma validez en cualquiera de los días del mes de noviembre.
Se dice que si en la víspera de los finados se muere una persona, los parientes del difunto no deben celebrar los finados ni el el octavario, porque se cree que el recién muerto será quien cargue con los tamales (”piibi waj») en todo el aí±o. Tampoco se deben encender las velas que sirven para despedir a los difuntos, ya que éstos se las darán al alma del recién muerto para que las lleve y se cree que durante un aí±o se quemará las manos con la cera de las velas. El alma de la persona que acaba de morir está al final de la fila de los difuntos que visitan el mundo de los vivos, por ello es que los difuntos más antiguos lo hacen su cargador (”kuch»), y descansará hasta que otra persona muera en vísperas de los finados y lo releve; sea rico o pobre no habrá privilegios
Entonces, el consejo de los ancianos es que, si se nos muere algún familiar en vísperas del día de muertos, no debemos celebrarlos, lo más indicado es esperar a los próximos finados, para celebrarlo con toda la generosidad de la tradición.