Rogelio Hernández López 

En tres semanas se cumplirán 100 aí±os de la fundación de su partido, el comunista mexicano, el que incluso disolvió en aras de la transición democrática, pero Arnoldo no será el eje de estas conmemoraciones. A seis aí±os de su muerte, su nombre será inscrito en dos calles de Mocorito y en el muro del Congreso de Sinaloa. No más. Sigue desvaneciéndose su figura simbólica de la izquierda polí­tica que ayudó a construir cauces para la insurgencia popular pací­fica. 

Olvido. En Julio de 2018, al iniciar sus festejos por ganar democráticamente las elecciones Andrés Manuel López Obrador no recordó su nombre y lo refirió como Armando Martí­nez Verdugo. Después, ciudadanos de Guerrero entregaron un ruego a la Presidencia de la República para que sus restos se trasladen a la rotonda de personas ilustres, pero lo único oficial hasta el momento es que una imagen de Arnoldo podrí­a ponerse en la sala de juntas del Palacio Nacional de nombre: Daniel Cabrera y Los Olvidados. 

Cambió el rumbo del PCM 

La historia de la izquierda polí­tica mexicana contemporánea cumple 60 aí±os en este 2019. Y en la mayor parte estuvo en la medula de las decisiones una persona más que ninguna: Arnoldo Martí­nez Verdugo. 

En 1959, un movimiento interno en el Partido Comunista Mexicano logró quitar de la dirección a Dionisio Encina y distanciarse de la ideologí­a de la Revolución Mexicana con la propuesta de una nueva revolución, pero por la ví­a democrática. 

Esa fue el primer gran quiebre ideológico de la izquierda comunista mexicana, coinciden historiadores. Arnoldo promovió la realización del XIII Congreso. Fue electo Primer Secretario y propuso el cambio de rumbo. ”Era necesario plantear para México una nueva revolución democrática y de liberación». 

Entendió la resistencia popular 

La resistencia popular a los gobiernos del PRI fue creciendo y allí­ estuvieron comunistas y otras izquierdas. Las grandes movilizaciones de ferrocarrileros, maestros, médicos, de 1957 a 1966 involucraron a cientos y luego a miles de participantes. 

Después las movilizaciones involucraron a cientos de miles de personas como el movimiento estudiantil del 68, el movimiento sindical de los 70´s, el movimiento de resistencia al fraude electoral del 1988. Desde aí±o 2000 los movimientos sociales se empezaron a contar en millones de 

personas, aprecia una investigación de David Cilia. Su tesis se corroboró con la insurrección cí­vica de las elecciones de julio de 2018. 

Sacrificio del PCM 

La comprensión de ello fue motor de la estrategia del PCM presidido por Martí­nez Verdugo, quien tuvo relación con la mayorí­a de los dirigentes tanto de los agrupamientos sociales como de otros partidos durante tres décadas. 

Arnoldo encabezó a quienes lograron la ruptura ideológica y el salto posterior de su partido y atrajeron a otras izquierdas polí­ticas hacia la opción pací­fica y electoral. Su partido encabezó la unidad de acción en 1986 y luego la fusión en 1981. El XX Congreso del PCM entregó su capital polí­tico y su registro al PSUM, luego PMS y PRD. 

Sonriente 

Para noviembre de 2003, cuando cumplirí­a 78 aí±os, ya le habí­an retirado de puestos directivos del partido, hasta simbólicos. í‰l se refugió en el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS). Entonces, aceptó una larga entrevista con este reportero que 21 aí±os antes, en 1982, le acompaí±ó de principio a fin en su campaí±a electoral a la presidencia en cobertura para Excélsior. 

–¿Consideras injusto que te hayan quitado de los mandos del PRD? 

—Lo acepté porque fue otra ruptura de vida necesaria… Quedé libre de la responsabilidad de proponer grandes estrategias… sigo siendo comunista demócrata, aunque en retiro. 

Evocó con memoria fotográfica, que toda su trayectoria habí­a sido de incesantes ciclos de ”revisiones, rupturas y saltos dialécticos»: 

—Fue quiebre de vida haber abandonado mi pueblo, Pericos, municipio de Mocorito en Sinaloa…Nuestra casa tení­a tejaván de palma. El pueblo se estancó mucho. Era muy pequeí±o. Mandaban dos familias los Peyró y los Retes. La base eran las mezcaleras para la desfibración del ixtle y la producción de mezcal, El Periqueí±o, que era bueno. Las haciendas fracasaron cuando llegaron las fibras sintéticas. Los sembradí­os se pudrieron. Yo lo abandoné antes de eso. Primero salí­ a Culiacán a hacer la primaria. Luego regresé un tiempo, pero pronto fui a trabajar al sur de Sonora. Muy joven llegué al D. F. Querí­a pintar y ayudar a cambiar las cosas, pero más allá de los problemas locales. He regresado poco. 

La otra ruptura fue con su vocación de artista plástico. 

— Comencé a pintar desde Culiacán. Tuve esa inquietud. En México entré a la Esmeralda. Yo trabajaba entonces en la fábrica de Papel San Rafael. Empecé a tener trabajo polí­tico como sindicalista y entre al partido a los 21 (Juventud Comunista: JC) en 1946. Yo acumulaba las pinturas en mi casa, en mi pueblo. Un buen dí­a las apilé, les eché mezcal y les prendí­ un cerillo. Tení­a necesidad de dedicarme más a la actividad polí­tica. Y no querí­a tener tentaciones. La pintura debe ser un oficio, una actividad profesional concentrada. Como la polí­tica. Quemé las pinturas. 

— ¿Extraí±as la vida de partido? 

Arnoldo escucha, enciende otro cigarro y sonrí­e: —- No. No extraí±o. 

Lo hice por mucho tiempo. Tengo la idea que eso requiere concentración y dedicación. Entonces no se puede estar en dos o tres cosas. Hoy tengo dificultades para hacer lo que quiero hacer. Estoy tratando de escribir cosas de mi participación en polí­tica en otros aí±os. A eso estoy dedicado…. 

— ¿Te jubiló oficialmente el PRD? ¿Te da un salario de pensión? 

— Si. Una ayuda. 

— ¿Es como la pensión de Miguel de la Madrid…? 

— Ja, ja, ja. Nunca serí­a posible. Ni yo lo aceptarí­a. 

— ¿Pero es una pensión equivalente a un salario de secretario del partido? 

— No, no es. (risas) Me ayuda, pues… Me ayuda. 

— ¿Qué opinión tienes de Andrés Manuel (López Obrador)? ¿Crees que lleve a la izquierda a la Presidencia de la República? 

— (sin sonrisa) Me parece un polí­tico inteligente, capaz y honesto con experiencia de muchos aí±os… Si se pueden esperar muchas cosas positivas de él… 

— Te ves más relajado que nunca (risas). La última vez que platicamos mucho seguí­as tan circunspecto como siempre (más risas). Ahora eres otro… (Carcajadas). 

— ¿Si?… Quien sabe mano. A lo mejor los aí±os ya me están conduciendo a ver la vida de otro modo. Es que no tengo compromiso. Estoy libre. Eso me permite hacer otras cosas que yo quiero hacer, pero al mismo tiempo me aleja. Eso tiene su punto negro. (risas). 

Esa tarde Arnoldo reí­a, como nunca. 

Desmemoria de las izquierdas 

Hasta diez aí±os después, el 10 de enero de ese 2013, un colectivo de mujeres y hombres que militaron en el extinto Partido Comunista Mexicano, organizaron un homenaje modesto para quien fue su Secretario General. 

Aparte de ellos, solo algunos lo recordaron públicamente y eso por su cumpleaí±os 88: José Woldenberg, en el diario Reforma, y tres más en el muro de Facebook Haciendo Memoria, Luciano López, Adolfo Sánchez Rebolledo y Roberto Zamarripa. 

La izquierda se aleja de Arnoldo, escribió entonces este reportero en una columna: 

”Tan pocos y tristes reconocimientos del 2013, mostraron la amnesia y bestial ingratitud de la mayorí­a de los polí­ticos de todas las izquierdas de México (sindical, campesina, social y polí­tica) especialmente de la socialdemócrata; mucha miseria ética y moral de quienes hoy usufructúan las libertades (y presupuestos millonarios), que no todos contribuyeron a conquistar. 

”Que poca… memoria y voluntad de reconocer para quien simbolizó aquel Zócalo Rojo, como momentum singular de la larga y accidentada transición democrática y reestimuló esa insurrección cí­vico-polí­tica que dio los cimientos al actual sistema electoral». 

Arnoldo falleció ese mismo aí±o, el 24 de mayo de 2013. El historiador y sociólogo Roger Bartra, lo reivindicó en Letras Libres El 5 de julio: 

”Visto en perspectiva podemos apreciar la excepcionalidad del proceso que provocó en la izquierda mexicana una mutación democrática. Estoy convencido de que la clave de esta transformación se encuentra en Arnoldo Martí­nez Verdugo». 

Arnoldo no alcanzó a testificar que su lucha por la democracia arribó a un buen puerto en 2018. í‰l murió cinco aí±os antes y la gente de las izquierdas polí­ticas con formación no parece encontrar atractores para un camino claro que contrarreste el caos organizativo y doctrinario. 

Quien testifica la ingratitud y se duele por el desvanecimiento de Arnoldo es Martha Recasens, la mujer comunista que le acompaí±o en sus últimos aí±os y que hace unos dí­as escribió en un chat de ex militantes del PCM: 

”Lo que la 4 T le niega a Arnoldo y sus camaradas que son parte de ésta (es que) parecen haber olvidado lo que si reconocerán en su pueblo natal… Se trata de hacer un reconocimiento del papel que él jugó en la aportación del Partido Comunista Mexicano al logro de la libertad polí­tica de la que hoy gozamos y sin la cual (en mi humilde opinión) no hubiera habido el resultado del 1 de julio de 2018″.

Graciela Machuca

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