La democracia, Vox Populi, Vox Dei, hubo llegado a Quintana Roo en el proceso electoral 2016 para quedarse sin lí­mite de la soberaní­a popular, es una de esas herencias del ideario polí­tico de la ilustración electoral con la alternancia que procedió en el Estado desde donde se presume que el pueblo es soberano.

Al cumplirse el segundo aí±o lectivo de la administración estatal, el gobernador Carlos Joaquí­n González, informó al pueblo quintanarroense la glosa al frente del Poder Ejecutivo del Estado.

Mencionó que se sigue encontrando obstáculos para frenar el cambio: ”quienes se resisten y que ponen obstáculos», pero que no le ha ganado el desánimo porque está convencido de que va por el buen camino para brindar oportunidades para que las familias quintanarroenses tengan una mejor calidad de vida.

La alianza de marras PAN-PRD, se aduce en percepción, que exige la necesidad de otorgarles una potestad conjunta que se entiende incluso sobre cualquier norma electoral; y no hay ni puede haber ningún tipo de fundamentación obligatoria para que ese concordato partidario haga apartarse al Gobernador de atender las demandas y necesidades del conglomerado social y de las decisiones de avance con progreso para Quintana Roo.

El problema es que ese bien común no está definido ni establecido de manera bipartidista, el triunfo fue del Gobernador independientemente -sin partido-, porque siempre dependerá del resultado mismo de la decisión conjunta del electorado quintanarroense. El bien común fue lo que la soberaní­a del pueblo decidió en el proceso electoral 2016 para que Carlos Joaquí­n González resultara electo gobernador.

Definido como gobierno de alternancia es una concepción omnipotente de la democracia y no existe algún parámetro que garantiza que semejante poderí­o -sin que nada lo ate de antemano- en las decisiones y ejecutorias esto es, que no existe un conjunto de principios que orienten y regulen la actuación del gobernante más que buscar bienestar y progreso para Quintana Roo y su gente.

En tono enérgico el mandatario espetó: ”Ya lo he seí±alado en varias oportunidades, no estamos aquí­ para administrar la decadencia; decidimos acabar con aí±os de abandono y rezagos y tenemos muy en claro, que a pesar de las piedras que nos ponen en el camino no vamos a claudicar» y, expresó, -Yo invito a toda la sociedad, dirigencias y servidores públicos en general asumir este compromiso-.

En el caso decontrato polí­tico sociedadpueblo-gobierno mediante un procedimiento que básicamente es cuando un pueblo es suficientemente informado se delibera que no mantuviesen los ciudadanos ninguna comunicación entre sí­; el gran número de pequeí±as diferencias resultarí­a contraria a la voluntad popular.

El mandatario quintanarroense reiteró su apertura a la crí­tica para corregir errores, pero que seguirá aferrado a lo que llamó ”sus convicciones democráticas de trabajar para todos en el más amplio respeto por las libertades polí­ticas, de expresión, las garantí­as individuales, los derechos humanos, por el combate frontal a la corrupción, por la transparencia de las acciones de gobierno con un profundo sentido de responsabilidad y sin tener miedo a hacer lo correcto, siempre en favor de Quintana Roo para progresar, no para regresar a las viejas costumbres y malos hábitos de una polí­tica autoritaria e intolerante».

Mientras más genuinos y diversos sean los intereses comunes, mejor resulta la nitidez del interés. Esta segunda condición es porque exige que los decisores y decidores que contrarí­an al gobierno, sean conscientes y estén bien informados.

Afirmó: ”que a muchos les ha costado entender un amplio camino de oportunidades, de libertades, de respeto al orden institucional y a la vida democrática, pero que su gobierno ”es abierto, sin vallas, de consensos, de disensos, de construcción de una nueva polí­tica, porque los que estamos hoy en este recinto y quienes allá afuera esperan lo mejor de cada uno de nosotros, pertenecemos todos al mismo equipo».

Cuando se habla de confianza y credibilidad se identifican parámetros que permiten la medición de las relaciones Pueblo-Gobierno, así­ como las conexiones o ví­nculos entre la sociedad e instituciones. En este seguimiento se garantiza credibilidad cuando una persona o institución genera confianza.

El gobernador afirmó que los problemas que enfrenta son bien conocidos y en algunos aspectos tienen viejas raí­ces, pero que su gobierno se ha basado en la confianza y cumplirle a la gente, ”porque en los próximos aí±os el protagonismo de este esfuerzo colectivo beneficiará directamente a toda la sociedad».

Por eso corremos -prosiguió el gobernante- y corro riesgos, y por eso no dudamos y no dudo en ponernos grandes metas, afirmó, ”ya que las urgencias nos obligan a metas ambiciosas», enfatizó.

El gobernador dijo estar consciente de la necesidad de la evaluación social, de reestructurar el gobierno, de que el recambio generacional no sea biológico, sino de pensamiento, y de lograr una plena reconciliación entre la sociedad y la polí­tica.

Es un reto para Quintana Roo la creación de un ambiente de confianza y credibilidad desde las instituciones que sea propicio al aprovechamiento de los recursos disponibles, reduzca el costo de transición de las relaciones polí­ticas y económicas que se dan en la entidad caribeí±a y permitan la creación de bienestar y progreso a partir del aprovechamiento de las capacidades de los quintanarroenses.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *