Al César, lo que es del César

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Viborianus

Victoriano Robles Cruz

Cierto, el problema de la delincuencia en Quintana Roo, nuestro querido nicho, abruma hasta al más insensible de los quintanarroenses, se traduce en un estado de conmoción por la ausencia de resultados. Los miedos están presentes hasta con el más valiente. Y los cuestionamientos prosiguen en el mismo sentido: ¿Por qué las policí­as, los cuerpos militares no comienzan a realizar sus tareas? Porque todos conocemos que, la seguridad pública es un servicio público, responsabilidad del Estado, en principio todos los ciudadanos debemos ser receptores de ese servicio.

Por encima de todas las dificultades inherentes a la Seguridad Publica quintanarroense, ante la indiferencia de las corporaciones estatales y de su probable complicidad, también se realizan detenciones de delincuentes. En esta ocasión correspondió a los cuerpos de la Policí­a Federal, asentada en Cancún, bajo el mando del Coordinador Estatal Juan Manuel Ayala Guarro. Con el operativo ”Titán» lograron la detención de ocho sujetos, en el Fraccionamiento Pehaltun, en la región 505, del sur de la ciudad de Cancún. Los detenidos son investigados por las autoridades federales, por su presunta participación, en varias ejecuciones registradas en las últimas semanas.

No es común reconocer a alguien como individuo, y en ocasiones todaví­a más difí­cil, encontrar coincidencias con algún organismo institucional, por el cumplimiento de sus responsabilidades. Especialmente en este mundo donde la delincuencia asuela a empresarios de diferente disciplina, pero de alguna manera vinculados al sector turí­stico, a los ciudadanos, a los quintanarroenses. Por pequeí±a que resulte la acción policial, es un buen paso, ojalá y otras corporaciones sumen en la misma dirección, para poco a poco ir acotando ese proceder delincuencial.

En esta responsabilidad del tecleador surge otro cuestionamiento razonable de compartir con los lectores: ¿Debemos aplaudir, felicitar o premiar a un servidor público o representante popular que cobra un salario producto de nuestros impuestos, como un estí­mulo, por ejercer bien la función pública que le está encomendada realizar? La primera e inmediata respuesta cabe en el renglón negativo… ¡No! Aunque revisándolo con mejor cuidado, y aunque suene irónico, cabe valorar los momentos, la temporalidad, cuando la sociedad polí­tica es reprobada por sus acción o inacción, es muy difí­cil encontrar a los servidores públicos que cumplan con sus responsabilidades. ¿Estaremos frente a las rarezas de los servidores públicos?

Seguimos con las preguntas: ¿Las cuestiones extraordinarias merecen mención en ese mundo deprimente para los ciudadanos de Cancún y de esa impresionante zona turí­stica de norte quintanarroense? ¿Será un caso de voluntad y calidad moral de esa corporación policial difí­cil de encontrar en la gran mayorí­a de los altos funcionarios? ”Haiga sido como haiga sido», y a pesar del contundente riesgo para quienes realizaron el operativo, no hemos visto, al menos públicamente, el reconocimiento por el cumplimiento de su trabajo. El que ocurra, conlleva riesgos, esperemos… esta alusión para la Policí­a Federal, no resulte contraproducente, aunque lo realizamos con la mejor fidelidad a las instituciones públicas. No son las instituciones las que fracasan, son sus directivos, quienes las conducen.

Parte del propósito de la columnilla también lleva la intención de estimular estas conductas para generar momentos y situaciones similares en las otras corporaciones. Porque estamos conscientes de que la suma de todos contribuirí­a, de mejor manera, para una mejor convivencia de los quintanarroenses. Quién dice que no se puede. Los ciudadanos también nos hemos ofrecido para de alguna manera contribuir con este fenómeno delincuencial que nos destruye como sociedad. Todos somos ví­ctimas de la delincuencia y todos unidos podemos cambiar esta situación.

PD.- ”Desarrolla el éxito desde los fracasos. El desánimo y los fracasos son dos piedras seguras en el camino hacia el éxito«. Dale Carnegie (1888-1955) empresario y escritor estadounidense.

PD.- ”Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energí­a atómica: la voluntad«. Albert Einstein (1879-1955) fí­sico alemán.

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Graciela Machuca

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