Cancún: Aniversario manchado de sangre

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POR ESTO

Cancún cumple 48 aí±os de historia en medio de violencia y sangre. Este viernes, dentro del festejo del principal destino turí­stico del paí­s, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu) realizada en marzo, sostiene una realidad que muchos quieren ocultar: el 93.1 por ciento, de los cancunenses, se sienten inseguros.
El número parece elevado, exagerado, sin embargo, no lo es. De acuerdo con Jorge Polanco Zapata, uno de los principales historiadores de Quintana Roo, la cifra va conforme a lo que ha sucedido en los últimos tres aí±os.
”A Cancún le fue arrebatada su tranquilidad», sostiene el entrevistado, ”lo que la encuesta del Inegi refiere a través del Ensu es el reflejo de lo que hoy sentimos los cancunenses, quienes por primera vez sentimos miedo, mucho miedo en torno al tema de la inseguridad, porque es la primera vez que hablamos de balaceras, de ejecuciones al por mayor y de robos constantes a nuestras casas. Eso nunca habí­a sucedido».
Dentro del miedo que siente el cancunense, se desprenden varias aristas. La principal de ellas es que la ola de violencia alcanza niveles incanzables de frenar y llegan a todos los estratos sociales.
El lunes aparece un cuerpo maniatado y amarrado en la Región 234. Al otro dí­a, un baleado en Villas Otoch Paraí­so. Para el miércoles, se habla de tres asesinatos en menos de una hora en distintos puntos de la ciudad. Para el jueves vendedores ambulantes fueron atacados en El Crucero. Y durante el fin de semana, un vendedor de brazaletes aparece asesinado en la zona hotelera.
Todo esto parece ya normal entre los cancunenses. Incluso, se hacen memes y se alimentan las redes sociales de forma sarcástica la violencia que vive el Caribe mexicano.
Sin embargo, esto no debe de ser normal. Mucho menos tomado como algo que sucede, debido a que la mayor parte del paí­s está en medio de una espiral de violencia que es incontrolable.
”Lo más grave que podemos pensar es que esto es normal. Claro que no es normal que asesinen a personas o que asalten a una persona en El Crucero o entren a robar a una casa de la Supermanzana 4. Esto no debe ser tomado ni a risa ni en broma porque nos condena a ser cómplices de una espiral de violencia que, si no nos manifestamos como ciudadanos, entonces permitimos de forma irreparable», sostiene Jorge Polanco.

El Cancún de El Crucero como punto de encuentro, no existe más.

Hace 15 aí±os, la zona de El Crucero era uno de los puntos de encuentro más reconocidos de Cancún. Ahí­, convergí­a gente de todos los niveles económicos e incluso, se convirtió en un lugar donde muchas personas buscaban empleo.
El comercio, la religión y la llegada de foráneos eran situaciones cotidianas dentro de El Crucero. La zona, si bien, nunca tuvo una tranquilidad — por el bullicio al ser punto de encuentro — no padecí­a de inseguridad en exceso.
Hoy dí­a, la situación es completamente distinta, ya que no existe más ese punto de encuentro. El Crucero tiene afluencia, debido a que es un lugar de ida y venida, lo cual hace forzoso para muchos tener que acudir cada dí­a.
La escena de comercio se ha ido considerablemente, pues los locatarios establecidos han sido rebasados por el ambulantaje, mientras que la violencia ha llegado de la mano del narcomenudeo y la prostitución.
”El Crucero se perdió como van a comenzar a perderse muchas zonas de la ciudad. Lo que ha sucedido en El Crucero es el reflejo de lo que vivimos ahora, de la tranquilidad que se perdió, en un Cancún que se encuentra entre los primeros lugares de percepción de inseguridad», destacó Polanco Zapata.

Cancún entre la violencia, delitos de alto impacto e ilí­citos del fueron común

Cancún vive momentos de angustia peligro y violencia. A la par de los delitos de alto impacto que se presentan dí­a a dí­a, los ilí­citos del fuero común consumen al cancunense promedio.
Por ejemplo, los delitos como robo a casas habitación y lesiones se incrementaron en un 35 por ciento, a pesar de que la Fiscalí­a General de Justicia indique lo contrario, ya que son muchas personas las que padecen el problema.
Esta es una de las razones por las cuales la encuesta de Seguridad Nacional sostiene que el 93 por ciento de la población, se siente amenazada en la ciudad de Cancún, ya que no sólo se trata de balacera y ejecuciones.
Para ejemplificar esto, basta con hacer recorridos en al menos 50 colonias de la ciudad. En ellas, se percibe el miedo de la gente con las medidas de seguridad que se han tomado alrededor.
En unas, se observan bardas más altas, otras, con mantas bajo el esquema de vecino vigilante y las de mayor fortaleza económica, con guardias de seguridad y sistema de cámaras de video.
”En Cancún, se perdió la tranquilidad. Hay que recordar que fue un centro turí­stico planeado. Pero que fue rebasado de forma desmedida, desproporcionada. El plan maestro se sobrepaso en tiempo corto. El crecimiento urbano ha sido imparable al igual que el hotelero.
Cancún es una ciudad que hoy en dí­a ubicada en las ciudades con mayor percepción de inseguridad del paí­s. Vivimos con miedo y con temor, no sólo en las calles sino en las casas Las medidas de seguridad es una inversión inobjetable. En la regiones donde está lo fuerte, delitos de alto impacto no tienen estos recursos, pero han encontrado la manera de protegerse al máximo, porque el incremento de violencia es en todos los estratos sociales», puntualizó el entrevistado.

El paraí­so y sus propios demonios

De manera histórica, la racha de violencia en Quintana Roo y particularmente en Cancún, fue ocultada durante aí±os para mantener el turismo a su máximo nivel, pero la presencia del narcotráfico, también tiene aí±os sin dar tregua.
Los diarios Por Esto! han dado a conocer una y otra vez, cómo la guerra de la delincuencia organizada crece irremediablemente, a pesar de operativos y despliegue de elementos federales, así­ como de militares.
Lo anterior se debe que el paraí­so tiene sus propios demonios. Considerada una de las playas y centro paradisí­acos con mayor belleza por los turistas extranjeros, Cancún, cada dí­a muestra en sus calles una disputa entre cárteles del narcotráfico que buscan dominar el trasiego de estupefacientes por la ciudad.
Por ello, a raí­z del incremento de la violencia y con la ola de extorsiones del crimen organizado, en el que ningún empresario del principal centro turí­stico del paí­s, se ha salvado.
Tanto el sector privado como la ciudadaní­a en general, vive angustia y miedo ante la falta de control y acciones para abatir el daí±o, afirma Jorge Polanco Zapata, quien insta a la ciudadaní­a a reclamar a las autoridades de los tres niveles de gobierno a devolverle la tranquilidad a Cancún.

Graciela Machuca

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