Los feminicidios no cesan en Ciudad Juárez

0
En lo que va del aí±o se han reportado 28 feminicidios en la ciudad fronteriza, un 42% más respecto a los casos reportados en 2016, según las cifras oficiales.

KARINA SUíREZ | EL PAíS

Familiares de mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez salen a las calles.

”Nunca lo voy a superar así­ sean diez aí±os, 20 aí±os, yo nunca lo voy a superar. Es mucha tristeza la que carga mi alma», asegura Carmen Castillo. El 27 de septiembre de 2011 el tiempo se detuvo. Ese dí­a le entregaron los restos de su hija: Mónica Liliana Delgado. 18 aí±os. Tez blanca. Once meses desaparecida. Asesinada en Ciudad Juárez, Chihuahua.

La vida de Castillo tení­a casi un aí±o en vilo. El 18 de octubre de 2010 su hija abordó un autobús hacia el centro de Ciudad Juárez. Esa fue la última pista que dio un vecino sobre su paradero. Horas más tarde, su teléfono móvil mandaba a buzón. Con cada hora de silencio, la angustia de Castillo crecí­a. ”Me querí­a volver loca, me agarraba y me pegaba en la pared. Dejé de trabajar, cómo iba a tener ánimos de trabajar si lo único que querí­a era llorar. Ahí­ empezó mi calvario», relata la madre con la voz echa jirones por la tristeza.

Un dí­a antes del cumpleaí±os de Mónica, su madre recibió la llamada de las autoridades de Chihuahua: ”Ya encontramos a su hija. Pero no como hubiéramos querido. La encontramos en el kilómetro 58, ahí­ encontramos sus restos», le comunicaron a Castillo. Mónica fue enterrada como era su voluntad. Con la camiseta y la bandera del equipo de fútbol del Santos Laguna en su natal Gómez Palacio, Durango. Meses más tarde se condenaron a los presuntos responsables de la muerte de Mónica, quienes también habí­an asesinado a una docena de mujeres más entre 2009 y 2010. Las crónicas de diarios locales indican que las jovencitas fueron asesinadas a golpes en al arroyo El Navajo. Castillo ha leí­do una y otra vez esta información y aún no encuentra alivio.

A siete aí±os de la tragedia esta madre acusa que existieron inconsistencias en el proceso de búsqueda y entrega del cuerpo de su hija. Nunca le mostraron la ropa con la que fue encontrada. La frustración se refleja en su voz ante la duda y la falta de recursos para realizar los estudios y verificar la autenticidad de los restos recibidos. ”Yo ya no sé si sea o no sea mi hija, tantas cosas que hacen mal que ya no sé. ¿Qué hago? Yo nada más quiero que Dios la tenga en un paraí­so porque ella se lo merece, ella era una buena muchacha», dice.

Castillo asegura que su sufrimiento es colectivo porque los feminicidios a su alrededor siguen existiendo. El asesinato de una sobrina, la desaparición de la hija de una vecina, cada nueva historia revive sus propias cicatrices. ”Ahora en las orillas (del Estado) las agarran. Tengo mucho miedo por mi nieta que tiene siete aí±os, quiero que se detenga el tiempo y que no crezca», asegura esta mujer de 57 aí±os. Las autoridades locales, expertos y portavoces de las organizaciones civiles coinciden en que a pesar de las condenas de tribunales internacionales, de la creación de fiscalí­as especializadas, el feminicidio sigue presente en Ciudad Juárez, una ciudad fronteriza que desde 1993 documenta numerosos asesinatos por cuestiones de género.

Mujeres del hogar, madres de familia, jovencitas de 17 aí±os, nií±as asesinadas por sus padrastros, forman parte de las 28 carpetas de feminicidio registradas en lo que va del aí±o ante la Fiscalí­a Especializada en Atención a Mujeres Ví­ctimas del Delito por Razones de Género en Ciudad Juárez. Una cifra superior respecto a los 16 casos del 2016. Silvia Nanjera, vocera de esta fiscalí­a, atribuye este repunte a la existencia de bandas delictivas en las que se involucran a mujeres y a un incremento en la violencia doméstica. ”Este aí±o ha sido muy difí­cil, se han tenido muchos casos de violencia familiar y pues obviamente en algunos homicidios por la extrema violencia», detalla.

El cuadro en honor de Mónica Liliana Delgado.
El cuadro en honor de Mónica Liliana Delgado.CORTESíA DE LA FAMILIA.

Las cifras oficiales no empatan con los datos recabados en paralelo por las organizaciones civiles en la misma ciudad. De acuerdo con el monitoreo de la Red Mesa de Mujeres, de enero a noviembre de 2017, 76 mujeres han sido ví­ctimas de feminicidio en Ciudad Juárez. Según sus registros al menos en 17 casos los homicidios fueron efectuados por las parejas sentimentales de las ví­ctimas. Imelda Marrufo, coordinadora de esta organización, seí±ala que la falta de dinero limita la procuración de justicia y alimenta la impunidad. ”El Estado Mexicano creyó que con la creación de instituciones y la aprobación de algunas leyes era suficiente para prevenir y para abatir el feminicidio y esto fue un grave error», indica. Una de las principales demandas de Red Mesa de Mujeres es que se fortalezca la Fiscalí­a Especializada en Delitos contra la Mujer, dotando a la entidad de más presupuesto y de más investigadores. Actualmente la Fiscalí­a funciona con 350 personas.

La base de datos del Colegio de la Frontera Norte tiene registro de 499 feminicidios en Ciudad Juárez de 1993 a 2007, mientras que de 2008 a la fecha se documentan cerca de 1.720 casos en este lugar. Julia Monárrez Fragoso, profesora e investigadora de este Colegio, denuncia que el que no se aplique la ley es una carta abierta para que se sigan cometiendo estos delitos. ”Que digan que es una responsabilidad individual de las mujeres, que ellas se protejan y que además no den pie para que sean asesinadas, mientras esto no cambie, la violencia contra las mujeres va a estar aquí­», asevera.

Chihuahua ha sido un referente histórico en casos de feminicidio. Paradójicamente también ha sido el último Estado del paí­s en establecer en su marco penal este delito. Apenas el pasado 12 de septiembre se aprobaron estos cambios en el Código Penal. Con la reforma se castiga con una pena de 30 a 60 aí±os de prisión a quien mate a una mujer por razones de género. Una victoria legal y simbólica. No obstante, Monárrez Fragoso advierte de que este cambio jurí­dico implica otros desafí­os: la formación de jueces, de fiscales, de forenses, de ministerios públicos y de policí­as con un enfoque de género.

Para los familiares de las ví­ctimas de feminicidio el reconocimiento del delito es el primer paso para frenar el calvario por el que ellos están pasando. Su voz es su principal arma. ”Yo hablo porque quiero que se haga justicia y que ya se acabe tanta violencia. ¿Por qué los hombres le tienen que hacer daí±o a las mujeres?», reclama Carmen Castillo. Aí±o con aí±o ella y otras madres de la Red Mesa de Mujeres salen a las calles y participan en espacios públicos para exigir a las autoridades que castiguen el feminicidio. En lo privado, Castillo llega a su casa todos los dí­as y observa el retrato que mandó hacer de su hija Mónica. Asegura que cada mosaico que da forma a ese rostro, es una caricia que le da a su hija, la más pequeí±a.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *