Insuficientes las acciones a favor de las mujeres en Quintana Roo

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Graciela Machuca

Atender la violencia contra las mujeres deberí­a ser una prioridad para los gobiernos y para la sociedad. Son los gobiernos los responsables de aplicar las polí­ticas públicas necesarias, lo que no ha sucedido de una forma más o menos unificada entre los gobiernos federal- estatal y municipales.

En Quintana Roo, por ejemplo, en lo que va de este 2017, el registro que han aportado los medios impresos y digitales es de 31 muertes violentas de mujeres de las cuales 15 fueron calificados como feminicidios pero solo 6 son reconocidos oficialmente.

El 15 de mayo de 1998 fue creado el Instituto Quinatnarroense de la mujer, a partir de la fecha se supondrí­a que el gobierno tendrí­a que garantizar el respeto a los derechos humanos de las mujeres, lo que incluye, la violencia de género contra ellas. En este caso sus acciones tendrí­an que ser preventivas.

El problema fundamental, en Quintana Roo, y quizá en otras latitudes del paí­s, ha sido la falta de compromiso, información y conocimiento necesarios para hacerse cargo de una instancia tan importante como la que atenderí­a los problemas de género de poco menos de la mitad de la población, las mujeres de todas las edades.

Según el INEGI en total Quintana Roo tiene 1 millón 501 mil 562 habitantes de los cuales 750 mil 24 son Mujeres y 751 mil 538 son hombres es decir el 50.1% son Hombres y el 49.9% son Mujeres.

El 4 de diciembre De 2015 se solicita la Alerta de Violencia de Genero (con fines netamente polí­ticos) y se decreto el 7 de julio de 2017, la titular del Instituto Quintanarroense de la Mujer Silvia Damián López quien tomó la titularidad el dí­a 13 de octubre de 2016, quien podrá tener todas las ganas y disposición, pero siempre será necesario mucho más que buenas intenciones.

Sin embargo hay quienes apuestan a su buena voluntad y disposición de escuchar, por eso la insistencia ¿será suficiente? Debido a que no se perciben avances en cuanto a la prevención de la violencia contra las mujeres en el estado de Quintana Roo, pero lo que se sigue viendo son las muertes violentas de mujeres, sin que se sepa el avance en las investigaciones ministeriales, tampoco se conoce el estado de las carpetas y el seguimiento y mucho menos las condiciones de los huérfanos.

Este recuento breve de lo que ha sucedido nos dará la razón a quienes pensamos que no es suficiente.

Entender la desigualdad generada desde una construcción social, polí­tica, económica, histórica y todo lo que se acumule a lo largo de miles de aí±os de patriarcado, y cómo esa desigualdad ha provocado la exclusión, discriminación y la permanente violación a los derechos humanos de las mujeres en todos los aspectos y a lo largo de toda nuestra vida, no es tarea fácil.

Menos todaví­a cuando esa discriminación, exclusión y permanente violación a los derechos humanos de las mujeres es tan cotidiana que ni cuenta nos damos; nos resulta imposible mirar el tamaí±o del fenómeno polí­tico, social, económico, histórico… cuando la receta del patriarcado dice lo contrario y ha normalizado la violencia de género.

Es más, ni siquiera podemos imaginar que detrás de cada logro de las mujeres, en los últimos cincuenta aí±os, el lapso de los cambios más vertiginosos, están los esfuerzos de miles de mujeres que por cientos de aí±os han planteado cómo el nacer hombres y el nacer mujeres nos hace desiguales, y que a muchas de esas mujeres ese simple planteamiento les ha costado el encarcelamiento, la difamación y claro, ser asesinadas.

Y en tanto quienes gobiernan —hombres todos-, en todos los niveles, no comprendan que la tarea en la definición de polí­ticas públicas va más allá de pagos de cuotas, amiguismos, comadrazgos, tendremos los resultados que hoy tenemos.

Graciela Machuca

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