Victoriano Robles Cruz

El asunto no debe ser analizado para satanizar los incidentes delictivos que se vuelven cotidianeidad en el estado, pero tampoco para soslayarlos y consentir que se tiene el control de estos hechos como pretende asegurar la autoridad a base de sus boletines.
No ha terminado de leerse las frases ofrecidas por el gobierno del estado, cuando la realidad se empeí±a en demostrar lo contrario, ya que horas después de la conclusión de la balacera ocurrida, este jueves 14 de junio, en diferentes puntos de la ciudad de Cancún, aparecen seres humanos descuartizados en una zona del Boulevard Kukulkán, y paralelamente, descubren otro cadáver en el Municipio de Bacalar, al parecer un joven intendente de una escuela de ese lugar.
No hay que echarle más leí±a a la hoguera de la inseguridad, pero es claro que las acciones realizadas hasta hoy por la autoridad, no son las mejores, para evitar o disminuir estos sucesos.
-Antes de continuar, reflexionemos, un deber impostergable es otorgarle nuestro reconocimiento al personal de tropa, quienes arriesgan el fí­sico en estos operativos, obedeciendo ciegamente instrucciones de sus comandantes, sin saber bien a bien, a que se están enfrentando, mientras los jefes permanecen en resguardo y aparatosamente escoltados y protegidos-.
Analizando objetivamente el tema basta con leer las declaraciones de diferentes autoridades realizadas en fechas recientes, para darnos cuenta cual es la percepción de estos hechos y sus conclusiones al respecto:
· ”Fue una diferencia entre particulares.
· Esto es consecuencia de las investigaciones realizadas a la administración anterior.
· Los semáforos delictivos dicen que vamos bien.
· Estamos más seguros que en Yucatán, pero debemos trabajar más en la percepción.
· Los que se fueron manipularon las cifras de los semáforos delictivos.
· Si pudiéramos pactarí­amos una tregua con la delincuencia.
· Vamos a prohibir que viajen dos adultos varones en motocicletas para disminuir los delitos.
· El presidente municipal no se está coordinando con las diferentes corporaciones.
· En Quintana Roo se mantiene el orden público.
· La seguridad también es mantenerse informado por los canales oficiales».
Estas expresiones nos da una clara idea de la ”percepción» de nuestras autoridades con relación a la espantosa inseguridad, que vivimos, y lo que podemos esperar de ellos, porque no es a base de declaraciones í±oí±as y desafortunadas que podremos recuperar la tranquilidad y los satisfactores que de ello se derivan, independientemente, que los canales oficiales se reducen a boletines difusos y confusos, sin que algún funcionario de la cara a los ciudadanos y responda a los naturales cuestionamientos que todos tenemos y saber bien a bien, que está pasando y como lo están enfrentando.
A eso hay que aí±adir que lo que informan es sesgado e incompleto.
Dos botones de muestra; el 26 de abril alrededor de las 6 am fueron balaceados dentro de un carro compacto dos adultos y un par de menores. Se supo y constataron quienes en esos momentos también llevaban a sus hijos a la misma escuela, que la seí±ora era madre de los menores y habí­a fallecido en el lugar de los hechos y colgaba del cinturón de seguridad; que habí­a un menor herido y otro en pánico y desconsolado. Se supo después, que el varón adulto se encontraba vivo pero grave y era policí­a en activo, se supo también que era un mando policiaco de Puerto Morelos de nombre Armando Vázquez Aké.
Lo que no se nos dijo fue que el policí­a era casado y su esposa vive en Chetumal, pero que sostení­a una relación de concubinato con la occisa, quien era la esposa, pero de un peligroso delincuente recluido en la cárcel de Cancún, y que el recluso en cuestión dio la orden de la ejecución porque aparte de la infidelidad, no estaban reportando los recursos económicos que deberí­an, (se presume que tení­an actividad de narcomenudeo).
Tampoco se nos dijo que el elemento policiaco Vázquez Aké, acaba de reprobar los exámenes de confianza, y teniendo conocimiento de ello Rodolfo del íngel, en vez de tramitar su baja, lo promovió como subdirector operativo de Puerto Morelos. Hasta aquí­ lo botones.

Si el secretario de gobierno fue enterado y lo consintió, la cosa es grave, si Rodolfo del íngel ocultó todos estos datos a sus superiores, más grave aún, pero si el ejecutivo estatal, nunca supo por boca de sus colaboradores, de esta información, tiene un enorme problema de deslealtad de su gabinete de seguridad, y aún más grave si el ejecutivo del estado estuviera enterado y permitió la manipulación de estos hechos, me quedo sin palabras para definir en manos de quienes estamos.
Otros datos acreditan la desinformación oficial, el jueves 15 de junio circuló profusamente en las redes un video difundido por el periódico Novedades, en donde se observa el interior de una unidad de transporte urbano con sus pasajeros, en el piso, para evitar el fuego cruzado que sostení­an delincuentes y personal de diferentes corporaciones de seguridad. El video tomado por uno de los pasajeros Luis Cacho Méndez, da cuenta y se observa que hay por lo menos, una persona herida y sangrando, producto de una bala perdida, y se escuchan también gritos de auxilio y la solicitud que el chofer abandone de inmediato esa zona peligrosa: los comentarios posteriores de los asustados pasajeros, dieron cuenta que gracias a la destreza del chofer no hubo más heridos, y que la persona lesionada terminó siendo transportada por una ambulancia al Hospital General.
A pesar del enorme impacto mediático casi instantáneo, en redes sociales, las autoridades omitieron el reconocimiento de estos hechos, y minimizaron el daí±o colateral hacia la población civil.
No se nos dice tampoco, que la mayorí­a de los titulares de seguridad pública de los 11 municipios reprobaron los exámenes de control de confianza del C 3, y que el titular de la secretarí­a estatal de Seguridad Pública del Estado, no cuenta con los exámenes de control de confianza aplicados por el CISEN, requisito sine qua non para ocupar esa secretarí­a en cualquier estado del paí­s.
De todas estas lecturas, que no son todas las que deberí­amos consignar, se desprende con claridad que el gobierno no ha dimensionado en su justa proporción la gravedad de los hechos que ocurren con lastimosa frecuencia.
Porque, por ejemplo, nada se sabe de los cinco asaltos -hasta ahora- a instituciones bancarias, tampoco se conoce si hay detenidos con los hechos relacionados, con las más de 60 ejecuciones acumuladas, no se sabe quiénes ejecutaron a Isaí­as Capeline, personaje clave en la administración de Roberto Borge, también desconocemos si finalmente quedaron sujetos a la ley, él o los responsables de la matanza del Blue Parrot, y si ya hay detenidos por el ataque a la sede de la fiscalí­a en Cancún, por seí±alar, los hechos más relevantes o más recientemente; si hay consignados por el homicidio de Héctor Casique, que fue la crónica de una ejecución anunciada.
Es claro que no existe una estrategia de inteligencia policiaca, para adelantarse prevenir y combatir los hechos que nos agobian, no hay personal suficientemente capacitado en los altos mandos para hacerle frente a las organizaciones criminales que nos asuelan, tampoco estamos en condiciones de saber si el armamento y equipo de comunicaciones están a la altura del reto; porque es claro, que los contrarios tienen más información de lo que ocurre en las instituciones policiacas, que lo que saben las estructuras de los cuerpos de seguridad de las intenciones y planes de los delincuentes. Es decir, las instituciones policiacas están infiltradas con el crimen organizado, y ahí­ están las narcomantas que denuncian desde el secretario de estatal de seguridad pública hasta a mandos menores, pero a cambio no se sabe que la policí­a tenga infiltrados a esos grupos criminales, aunque no hay que ser adivinos para saber que trabajan mejor sus objetivos los malandros que las fuerzas del orden.
Si no se aplican los exámenes de control de confianza o si se ignoran los resultados que arrojan, estamos condenados a que esto no se resuelva en el corto plazo y si por el contrario se incremente irremediablemente.
¡La comodidad arruina! Decir que está todo bajo control es un exceso que se vuelve una falta de respeto para los ciudadanos, para la inteligencia. Fuimos los ciudadanos quienes elegimos gobernador y presidentes municipales, pero nosotros no escogimos al gabinete ni al resto de servidores públicos relacionados con ese tema, de manera que es exclusiva responsabilidad del gobernador y alcaldes, analizar si sus colaboradores están a la altura de los reclamos sociales y proceder en consecuencia, o continuar como hasta ahora y poner en riesgo la industria hotelera que es el único motor económico real del estado; y asumir las consecuencias por ello.
PD.- ”El sufrimiento ayuda a ponerse en movimiento, la necesidad es la motivación por excelencia. La comodidad, en cambio, puede ser un arma peligrosa, de doble filo. El exceso de comodidad nos achancha, nos pone lentos y perezosos». Manuel Garcí­a Ferré (1929-2013) artista gráfico, historietista y animador hispano-argentino.

 

Graciela Machuca

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