Un laboratorio de cine independiente en México

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La séptima edición del Festival Internacional de Cine de la UNAM (del 22 al 28 de febrero) refuerza su apuesta internacional y su «lí­nea editorial»

MARIí‰N KADNER | EL PAíS

Escena de la pelí­cula nominada de Miguel Calderón, 'Zeus'.

En el corazón de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), uno de los centro de educación superior más prestigiosos de América Latina, se celebra estos dí­as un laboratorio de cine independiente. El Festival Internacional de Cine de la UNAM (Ficunam) cumple siete aí±os y su fundadora y directora, Eva Sangiorgi (Castel Bolognese, Italia, 1978), explica en entrevista telefónica para El Espectador que han reforzado la «apuesta internacional» y su «lí­nea editorial» para esta edición que tiene lugar en la capital mexicana del 22 al 28 de febrero.

Frente al desafí­o proteccionista del vecino del norte, el Ficunam ha decidido apostar este aí±o por la apertura internacional. Además de las 12 pelí­culas seleccionadas en su ya clásica competición internacional, se proyectan dos obras recién estrenadas en la Berlinale y en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam: la mexicano-chilena Casa Roshel, de Camila José Donoso, y la alemana Autocrí­tica de un perro burgués, de Julian Radlmaier, respectivamente. Su ví­nculo con otros certámenes internacionales se ha profundizado. Y ese afán por ampliar la oferta de cine global, junto con el de acotar el número de cintas de unas 130 a 101, ha provocado que la programación de 2017 sea «más complicada», confiesa Sangiorgi.

Tras la inauguración del certamen el miércoles, protagonizada por la pelí­cula Una pasión discreta (2016), de Terence Davies, este jueves el director de cine chileno Ignacio Agí¼ero dio una clase magistral sobre el séptimo arte ante más de un centenar de pupilos ávidos por escuchar sus palabras. Ideada como un coloquio introducido por el crí­tico argentino Roger Koza, Agí¼ero resumió en una pregunta y una respuesta la misión de los festivales: «¿Qué hace uno cuando va a certámenes como este? Uno entra en una sala a ver dónde está el cine» (con mayúscula). El autor de Sueí±os de hielo (1993), motivado por la charla, acaba por convertir el auditorio en una suerte de laboratorio. Una escena de Le mystère de Picasso (1956), de Henri-Georges Clouzot, enmudece al público. Al acabar, las preguntas despegan: «¿Cuándo está acabada una obra?», «¿Qué hay de ficción en la realidad y viceversa: qué hay de realidad en la ficción?»…

A la sede de operaciones —el complejo universitario— se suman además este aí±o otras salas en la urbe, como el cine Tonalá, la Cineteca Nacional o el Cinematógrafo del Chopo, donde se proyectarán pelí­culas durante el fin de semana. Entre las favoritas de la competición internacional, se encuentran la brasileí±a O Ornitólogo (2016), de Joí£o Pedro Rodrigues, y la franco-chilena Rey(2017), de Niles Atallah. En la sección Ahora México destacan Zeus (2016), de Miguel Calderón, y 3 mujeres o (despertando de mi sueí±o bosnio) (2016), de Sergio Flores. Los premios a la mejor pelí­cula y al mejor director internacionales y a la mejor pelí­cula nacional, además de con una estatuilla Puma del artista mexicano Martí­n Soto Climent, están dotados con 100.000 pesos (unos 5.000 dólares) cada uno. Para no ejercer influencia alguna en la decisión del jurado, si la directora tuviera que recomendar una pelí­cula contemporánea imprescindible, eligirí­a Post tenebras lux (2012), de Carlos Reygadas. «Y las de Nicolás Pereda», aí±ade.

Después de 14 aí±os en México, Sangiorgi aún conserva un fuerte acento italiano. Cuenta que el Ficunam nació de «un impulso sincero». Llegó a la capital gracias a un programa de intercambio entre su universidad, la de Bolonia, y la UNAM. Después trabajó en el Festival Internacional de Cine Contemporáneo de Ciudad de México (Ficco), que fue cancelado, precisamente durante la preparación de su séptima edición, «por no alcanzar la recaudación suficiente para su óptima ejecución», expresaron los organizadores en un comunicado. «Quedé muy marcada por aquella experiencia», confiesa. El certamen era seí±alado como la única opción de ver cine internacional de calidad en la gran urbe mexicana. Fue entonces cuando decidió proponer su proyecto a la universidad: «La idea gustó y decidieron desarrollarlo».

Siete aí±os después, «estamos más formados y nuestra lí­nea editorial es más precisa», defiende Sangiorgi, para enseguida apuntar que las propuestas del Ficunam no son comerciales, el mantra del cine alternativo. «No solo cuentan historias, sino que son un producto de arte contemporáneo en sí­», apunta la directora del Ficunam.

La también productora asegura que es un buen momento para el cine mexicano: «Hay talentos muy diferentes y nuestra sección nacional refleja esta variedad». Como ejemplos de la pluralidad se encuentran el documental Bosque de niebla(2017), de Mónica ílvarez Franco, y la pelí­cula experimental Ruinas tu reino(2016), de Pablo Escoto.  Al mismo tiempo, Sangiorgi reivindica una mejora en la manera en que se otorgan las ayudas públicas al cine, «porque acaban en proyectos comerciales y se deberí­a fomentar más el cine de autor».

Sangiorgi escucha con atención las palabras de Agí¼ero sentada en la primera fila del auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC). Un brillo en sus ojos revela un cierto orgullo. «¿Que por qué deberí­an venir al festival? Nos gusta estar actualizados en música, ¿verdad? Pues si uno quiere estar actualizado en cine, debe venir a Ficunam».

Graciela Machuca

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