Carlos Barrachina Lisón
1 de diciembre de 2016

Está el ambiente como «cargado». Hace ya rato que se acabó el entusiasmo polí­tico: como que se perdió la chispa…
1.El «fuego amigo» da como miedito (¿se fue alguna vez del estado la policia polí­tica?); se han puesto «intensos» los «compaí±eros».
2. A partir de enero tenemos que pagar de nuevo emplacamiento… ahora cargaremos la Ceiba sagrada en nuestros vehí­culos particulares (para que no se nos olvide quién manda).
3. Está tan triste la cosa que los amantes de la guillotina…están empezando a pensar en cortarse el pie… (la verdad es que no ha corrido mucha sangre enemiga).
4. En mi delirio me están empezando a entretener hasta las agendas del gobernador que enví­a la vocera.
5. Confieso que ya me da florera contestar a los que piden más «paciencia» para el equipo del Gobernador. A los bien intencionados… y a los trolles (que son mucho más divertidos).
6. De hecho no creo que sólo sea yo. Me da la impresión que mucha gente está cansada, y ya está empezando a resignarse a la idea, de que cambio… cambio… pues no ha habido. Eso implica dos alternativas: regresar al perfil bajo y agachar la cabeza -porque quedan seis aí±os-; o bien… escribir…. y escribir… ; comentar… y hablar… y seguir opinando, aunque las ganas se hayan marchado del cuerpo. Lo primero es actuar como «siempre»… lo segundo es comportarse como un «ciudadano».

Quiero ser positivo… pero de verdad no se me ocurre una sola buena noticia que reseí±ar. ¿Es este estado de ánimo que observo y que me atrapa generalizado?

Graciela Machuca

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