El rostro de la cultura cubana

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El fotógrafo espaí±ol Héctor Garrido ha retratado a las figuras más relevantes de la sociedad de Cuba, un trabajo de 6 aí±os y 250 personajes

MAURICIO VICENT | EL PAíS

Héctor Garrido llevaba dos décadas fotografiando linces, ánsares, águilas reales, flamencos ciervos, cigí¼eí±as, musaraí±as y otros animales de bien que pueblan las marismas de Doí±ana cuando desembarcó en La Habana una tarde de 2010, y le cambió la vida. En aquel primer viaje a la isla iba a exponer algunas de sus fotografí­as emblemáticas realizadas como investigador de la Estación Biológica de Doí±ana —en cuyo interior Garrido reside desde el inicio de los noventa—, pero aquella experiencia cubana tomó un rumbo inesperado. ”Yo vení­a quemado del ambiente cultural espaí±ol, demasiado dormido en sus glorias y muchas veces más pendiente de cubrir el expediente que de la auténtica creación. Mi gran sorpresa fue descubrir en Cuba un verdadero huracán de producción artí­stica, y no sólo por el talento, sino por las ganas de hacer y la forma de luchar de los artistas por sacar sus proyectos adelante».

Primero pensó en hacer una serie de 10 retratos de personajes de la cultura cubana que habí­a conocido y le habí­an impactado, empezando por la bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC) Viengsay Valdés, o las chicas del cuarteto vocal Sexto Sentido. Pero de los 10 retratos iniciales rápidamente pasó a 100, y de esos 100 a 250, tomados en el transcurso de 6 aí±os de continuos viajes a la isla en los que atrapó el espí­ritu de las figuras más relevantes de la cultura, las artes, la sociedad, la ciencia y los deportes de élite en Cuba.

Cuba iluminada abarca el tramo final de un periodo de la historia de Cuba, de más de medio siglo, que ahora abre sus puertas a una nueva época de cambio. Un periodo en que la cultura, las ciencias y el deporte fueron algunos de los logros más exhibidos y a la vez los más reconocidos internacionalmente. «Este es el retrato», explica Garrido, ”de las personas que lo llevaron a cabo».

Hay en este inventario músicos como Chucho Valdés, Omara Portuondo, Descemer Bueno, Pablo Milanés, Eliades Ochoa o la flautista Niurka González; artistas plásticos como Alfredo Sosabravo, Roberto Fabelo, Nelson Domí­nguez o René Francisco; escritores como Leonardo Padura, la poetisa Carilda Oliver o el desaparecido dramaturgo Abelardo Estorino. También cineastas como Fernando Pérez, actores como Jorge Perugorrí­a y Daisy Granados, el plusmarquista mundial de salto de altura Javier Sotomayor, el jugador de beisbol Omar Linares o la directora del BNC Alicia Alonso y el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal. En fin, un collage completo de Cuba y del mundo de las artes.

De momento, este catálogo ”ilumina la isla y principalmente a los artistas que allí­ residen o mantienen un ví­nculo con ella». Garrido es consciente de que no incluye esa otra parte importante de la cultura cubana englobada bajo el eufemismo de ”los que están fuera», pero su deseo es continuar el proyecto con ellos, pues veCuba iluminada como ”algo inacabado y que probablemente no se acabará nunca».

Los retratos logrados por Garrido no son baladí­s. El trabajo previo de preparación para captar el alma creativa de los personajes fue fundamental y extraordinariamente complejo en algunos casos. En ocasiones la imagen se cimentó sobre la propia obra artí­stica de la persona fotografiada, como en el caso del retrato de Alfredo Sosabravo o el de Roberto Fabelo, que quedaron sumergidos en su propia creación, formando parte de ella. A veces fue más allá, construyendo el ambiente imaginario del artista y dotándolo de elementos que eran fí­sicos y sensoriales, como el viento caribeí±o de la pintora Flora Fong. Otras, el ambiente del lugar de trabajo o de la vivienda adquirieron el valor primordial para adjetivar el discurso narrativo. ”Fue una forma de acceder al interior de la persona, pero mirando en su exterior inmediato, el que les rodea en los momentos en que se produce la creación artí­stica». Ocurrió, por ejemplo, conLeonardo Padura.

También Garrido trabajó las coincidencias estéticas entre la obra y el personaje que las crea. En el caso de José Luis Farií±as, los trazos sinuosos de tinta china con los que el artista expresa sus complejos mundos interiores asemejan la forma ondulada de sus propios cabellos. ”Sólo hubo que dejar que el viento jugara con ellos». A veces los propios personajes fueron conscientemente desvinculados de cualquier entorno para sumergirlos dentro de ellos mismos. ”Las chicas del cuarteto vocal Sexto Sentido compartí­an un sueí±o desde que cursaban sus estudios en el conservatorio musical. Ellas son hoy su propio sueí±o de antaí±o, y por eso fueron despojadas de cualquier aderezo».

Cuba iluminada se desarrolló durante seis aí±os (2010-2016) de continuos viajes a la isla y se realizó en dos fases, con un parte aguas situado en diciembre de 2013, cuando se hizo una primera gran exposición en la Habana que incluyó a algo más de la mitad de los retratos que finalmente componen la obra. La segunda fase se completará el mes próximo con la publicación del libro Cuba Iluminada (Editorial Rueda) y la inauguración en La Habana de la segunda exposición, que recogerá la totalidad de la obra. Esta abrirá sus puertas el 5 de julio en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales de La Habana, en la Plaza Vieja, con apoyo de la embajada espaí±ola. Más adelante, viajará a Espaí±a y a otros paí­ses de Europa e Iberoamérica.

Varias figuras retratadas al principio de Cuba iluminada ya no están en este mundo, siendo estos casi los últimos testimonios gráficos que quedan de ellos. Son, entre otros, el dramaturgo Abelardo Estorino, el fotógrafo Liborio Noval (que forma parte de la iconografí­a de la revolución), el músico Juan Formell (director de los Van Van, la orquesta de música bailable cubana por excelencia), el director de cine Daniel Dí­az-Torres (que acababa de estrenar su pelí­culaVestido de Novia), el arquitecto Mario Coyula (que quiso ser retratado en el Cementerio Colón, donde está una de sus obras) o el compositor César Portillo de la Luz, autor de Contigo en la distancia y de esos versos mágicos que dicen ”Es que te has convertido/ en parte de mi alma/ ya nada me conforma/ si no estás tú también….». Los mismos que atraparon a Héctor Garrido cuando aterrizó en La Habana allá por 2010 y asumió la cultura cubana como algo propio.

UN RETRATO PARA TODA LA VIDA

En Cuba iluminada hubo retratos fáciles y difí­ciles, y uno de estos últimos fue el que Garrido tuvo que hacer a la actriz Laura de la Uz a las siete de la maí±ana de un caluroso dí­a habanero. La actriz —la más importante de su generación— tení­a mil compromisos, y fue la única hora que concedió a los productores del proyecto. Garrido pensó en desistir pues ese dí­a estaba especialmente cargado de citas, y además la actriz estaba renuente a colaborar. ”Yo llegué un poco desganado, absorto en pensar cómo hacer tantas cosas en el que fue el dí­a de mayor trabajo en los seis aí±os de proyecto. Andaba sacando las cámaras del maletero del coche cuando oí­ detrás de mí­ una voz que decí­a: ”Buenos dí­as». Miré y allí­ estaba Laura, asomada a su balcón, muy hermosa, brillante y sonriente como es ella, natural, fresca y alegre. Bella, muy bella».

Comenzó la sesión de fotografí­as con esa hermosa luz del amanecer y todo fluyó de una manera orgánica. ”Tan bonita que ambos tení­amos ganas de hacer más fotos, de probar más vestidos, de crear más escenas. Pasaban las horas y yo habí­a olvidado completamente el resto del trabajo del dí­a. Sólo me importaba ella. Hasta que me llamaron la atención y me sacaron del sueí±o para volver al trabajo. Pero ya algo mí­o se habí­a quedado ahí­ para siempre». Hoy, está de más decirlo, Laura de la Uz y Héctor Garrido son pareja y viven juntos.

Graciela Machuca

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