El fin de la violencia sexual en el Congo es un asunto de toda la humanidad

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Las organizaciones que apoyaron la candidatura de Caddy Adzuba muestran su alegrí­a por el premio Prí­ncipe de Asturias de la Concordia.

A Caddy Adzuba le han concedido el premio Prí­ncipe de Asturias de la Concordia de 2014 por ser un «sí­mbolo de la lucha pací­fica contra la violencia que afecta a las mujeres, la pobreza y la discriminación, a través de una labor arriesgada y generosa». Quienes la conocen personalmente y han impulsado su candidatura lo han recibido con gran alegrí­a y como muestra de esperanza para un futuro mejor. Quisieron mostrar ese sentimiento públicamente el viernes, en una rueda de prensa en la que recordaron, en palabras de la periodista congoleí±a que ”la lucha por la paz, la justicia y el fin de la violencia sexual en Congo es un asunto de toda la Humanidad».

El Cí­rculo de Bellas Artes, que ha sido también el espacio en el que se expuso la obra artí­stica PourQuoi?, basada en el relato de la periodista congoleí±a Caddy Adzuba, acogió el viernes a integrantes y representantes de organizaciones como í‰xodo.org, Pour Quoi?, CBA de Madrid, Comité de Solidaridad con el ífrica Negra, Fundación Mainel, I. U. de Estudios de Género UC3M, Unidad de Igualdad UCM y CELEM.
En sus intervenciones, las personas que representaron a algunas de estas organizaciones destacaron que si bien es fundamental seí±alar y actuar frente a las consecuencias del conflicto que se vive en Congo, también es importante operar ante sus causas. Causas variadas y complejas, pero entre las que encontramos como elemento decisivo el expolio continuado de los recursos minerales. Las multinacionales que usan estos recursos para crear tecnologí­a no pueden mirar para otro lado: la explotación se realiza de una forma violenta.
En ese sentido se recordó que Estados Unidos cuenta con una normativa, que obliga a las empresas que cotizan en bolsa a demostrar que sus intervenciones se realizan de manera responsable -más allá de que en su aplicación hay luces y sombras – y que en Europa se está tratando de conseguir una ley parecida que, de momento, sin embargo, solo se ha traducido en una serie de recomendaciones —no obligan- para las organizaciones empresariales. ”Es una hipocresí­a no exigir a nuestras empresas que actúen con ética en esos paí­ses y luego, destinar fondos al desarrollo y la defensa de los derechos humanos», advirtió Jorge, de la Fundación Mainel.

Violencia machista
Una emotiva intervención de Ouka Leele enlazó la celebración del premio con un ”homenaje a todas las ví­ctimas de violencia machista». Una violencia que representa la violación de los derechos humanos y una forma extrema de desigualdad que queda en muchos casos impune.

Foto: Arxiu AmecoPress
La artista y fotógrafa, que tras conocer a Caddy, puso en marcha ’Un banquete cruel. Pourquoi?’, una obra en la que denuncia las atrocidades cometidas contra las más de 500.000 mujeres ví­ctimas de la violencia sexual en Congo, enfatizó en la necesidad de exigir que se cumplan la Resolución 1325 del aí±o 2000 y de la Resolución 1848 del aí±o 2008 aprobadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que insta a la protección de las mujeres y nií±as en los conflictos y a la inclusión de una perspectiva de género en los mecanismos de prevención, gestión y resolución de los mismos.
”Esa es la lucha de Caddy. Que se cumplan esas resoluciones, que la mujer deje de ser campo de batalla y que tengamos la dignidad de llamarnos seres humanos», dijo Ouka Leele.

Datos del conflicto
Según los datos oficiales, tras 16 aí±os de conflicto en el este de la República Democrática del Congo, han muerto más de 6 millones de personas y 500.000 mujeres han sido violadas, con edades que van entre los 2 y los 70 aí±os. Las mujeres sufren violaciones de forma metódica, sistemática y masiva. Su cuerpo se ha convertido en un campo de batalla más. Se trata de un arma de guerra que destruye el tejido social y económico, ya que las mujeres entre tanta violencia y miseria a causa de la guerra, son capaces de sacar adelante a las familias. De esta manera, tras violaciones de extremada crueldad que las dejan rotas fí­sica y emocionalmente, ellas ya no pueden continuar.
Las violaciones se llegan incluso a producir delante de los hijos y padres de las mujeres y nií±as. Se obliga a hijos y padres a violar delante del resto de la familia a las mujeres, bajo amenaza de muerte contra ellos y sus seres queridos. Se introducen en los órganos sexuales de las mujeres todo tipo de utensilios (armas, cuchillos, troncos de madera…) para degradar y daí±ar de forma irreversible su cuerpo y su dignidad. La RDC ha sido definida como la capital mundial de las violaciones.
Estas cifras ”oficiales» indican que la situación es atroz, espeluznante, porque además hay mucha violencia oculta, ya que no es fácil denunciar. Y se sigue cometiendo esta violencia extrema gracias a la total impunidad de que gozan los violadores y a la pasividad de la comunidad internacional.
Caddy Adzuba ha dedicado su vida y profesión a exigir que se cumplan las resoluciones 1325 y 1848 y a denunciar la impunidad de los altos responsables que la vulneran. Pero solo una presión social movilizará las voluntades polí­ticas necesarias para provocar cambios efectivos en la agenda institucional internacional..

Graciela Machuca

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