Las emociones negativas sirven de defensa y las positivas como protección

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(QUO) —CNN.com Los seres humanos percibimos el mundo en términos deemociones positivas, negativas o neutras. Y tanto las agradables como las desagradables están profundamente arraigadas en nuestra  biologí­a.

La mayorí­a de las respuestas de las reacciones emocionales han existido desde hace mucho tiempo y surgieron como parte de un proceso de adaptación y supervivencia de la especie humana.

Las emociones negativas son nuestra defensa en contra de amenazas externas, y nos ayudan a enfrentarlas. El miedo es una seí±al de defensa ante un peligro, la tristeza es una respuesta adaptativa ante una perdida, y el enojo surge cuando alguien nos ataca o invade.

Las emociones positivas como la alegrí­a, el placer, la serenidad, la esperanza o la tranquilidad también cumplen un propósito evolutivo, ya que se ha encontrado que amplí­an nuestros recursos intelectuales, fí­sicos y sociales, y permiten construir reservas que nos ayudan a enfrentar amenazas.

Cuando tenemos un estado positivo, las personas nos buscan; emergen la amistad y el amor y se dan las alianzas.

La felicidad no es un estado simple o estático de la mente. Sus principales componentes son el placer fí­sico, la ausencia de emociones negativas y el sentido de que nuestra vida tiene coherencia y significado.

El placer fí­sico es resultado de un aumento de neurotransmisores cerebrales como la dopamina y la serotonina. Se puede producir por una experiencia sensorial o sexual o por rutas más complejas.

La ausencia de emociones negativas es esencial para la felicidad, porque tan pronto sentimos miedo, enojo o tristeza, se reduce el placer. La amí­gdala y el hipotálamo son las estructuras responsables de las emociones negativas. Enfocarnos en tareas mentales no emocionales inhibe la actividad en la amí­gdala, y es por ello que se dice que hay que «mantenerse ocupado para alejar los malos pensamientos».

Sin embargo, la ausencia de tristeza y la presencia de placer no son suficientes para mantener un estado completo de bienestar. Para esto es necesario que las áreas ventromediales prefrontales del cerebroestén activas. La corteza ventromedial frontal crea una sensación de cohesión y de integración; sin ella el mundo se ve fragmentado y sin sentido.

El hemisferio cerebral derecho es más sensible a lo negativo, mientras que la actividad en la corteza prefrontal izquierda genera sentimientos positivos que inhiben el flujo negativo de la amí­gdala. Esta actividad se puede lograr a través de utilizar nuestra capacidad racional para reinterpretar y manejar nuestros problemas.

* La autora es Directora del Laboratorio de Neuropsicologí­a de la Facultad de Psicologí­a de la Universidad Nacional Autónoma de México

Graciela Machuca

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