Mujeres y Polí­tica Intenciones que no bastan

0

Soledad JARQUíN EDGAR

El constante asesinato de mujeres en Oaxaca despertó en sólo unos cuantos dí­as toda clase de ”movimientos» para la foto y, quienes tienen que responder a la ciudadaní­a sobre el fenómeno del feminicidio, han sido llevados a la pasarela mediática, con la orden expresa de parecer preocupados y ocupados en la atención de esta problemática, al grado tal de seí±alar que hay avances, que se hace lo propio y necesario y que no habrá necesidad de evocar la tan temida alerta de género.

Las reuniones de trabajo convocadas por la Comisión Permanente de Derechos Humanos del Congreso del Estado fueron duramente criticadas por organismos de la sociedad civil, al considerar que ”se ocuparon» del grave problema demasiado tarde, considerando que dejarán de ser diputados en cosa de tres meses.

Pero ellos siguieron adelante con su propuesta, me refiero a los diputados Flavio Sosa, Pavel López y la diputada Marlene Aldeco Reyes Retana, un trio legislativo que no se inmutó, tal vez porque habí­a un dejo real de preocupación o porque ya no les quedaba otra cosa que hacer, a pesar de recibir una serie de duros palos en el camino de unos cuantos dí­as.

Así­ que mientras estos diputados y la diputada se mueven en este pantanoso terreno lo que debe tener serias dificultades fí­sicas, los otros dos integrantes de la comisión no se dieron por enterados y por tanto no se aparecieron para la foto, se trata de Maximino Vargas y Daniel Cuevas Chávez, quienes sin duda estarí­an abocados a otros asuntos ”realmente importantes», sobre todo ahora que tienen un muy incierto futuro.

El trí­o legislativo siguió adelante aún a costa del desaire. La intención era clara, reunirse con quienes ellos pensaban tienen alguna responsabilidad y buscaban respuestas para la sociedad organizada o que de manera individual han mostrado cierto interés en el fenómeno. Así­ que programaron cuatro reuniones: una con el IMO, otra con Derechos Humanos, con la Subprocuradurí­a para Atender Delitos contra la Mujer por Razón de Género y finalmente con las activista.

La titular de esta última dependencia, Ileana Hernández Gómez, no llegó a la cita, argumentó atender otros asuntos. Tal vez no llegó porque tení­a otras instrucciones de su jefe inmediato, quien ya habí­a ”acordado» con las y los diputados que le hicieron la visita y otra cosa que seguramente el trí­o desconoce es que esta subprocuradurí­a no atiende (inexplicablemente) el más grave de los delitos que se comete contra las mujeres: los asesinatos, a pesar del largo nombre que recibe la institución y que nos harí­a pensar lo contrario.

Sin duda el desaire de la subprocuradora Hernández Gómez no fue bien recibido por los diputados que lamentaron la decisión tomada de último minuto por la funcionaria lo que les dejó con un palo más.

En la cuarta reunión recibirí­an el tercer palo. Primero porque sólo llegaron unas cinco representantes de las organizaciones sociales, activista y/o feministas a la reunión con el trí­o legislativo y segundo por la respuesta que recibieron cuando solicitaron ”ayuda» para realizar un diagnóstico sobre el problema del feminicidio. La respuesta de las mujeres fue unánime y en el sentido de que la información sobre el fenómeno del feminicidio era pública, que habí­a toda clase de documentos sobre el tema y que por lo menos tendrí­an que sistematizarla.

Cierto, a lo largo de este aí±o, las organizaciones civiles de mujeres, pro mujeres y feministas, así­ como familiares y amigos de las ví­ctimas, han hecho por lo menos 10 marchas y plantones para demandar justicia por las ví­ctimas, la última fue precisamente el domingo pasado. Incluso se conformó un Pacto por la Vida de las Mujeres y las Nií±as de Oaxaca, hubo reunión, foto, algunos acuerdos sustanciales. Y a lo largo de los tres últimos aí±os, las y los diputados también han recibido información sobre el tema desde distintas ví­as. Es decir, se han vertido toda clase de datos y hasta un informe ciudadano.

Por otro lado, las familias de las ví­ctimas han denunciado la falta de respuesta de la Procuradurí­a General de Justicia del Estado y, por otra parte, la actuación de algunos jueces y juezas del intocable Tribunal Superior de Justicia, que han actuado en menoscabo de los derechos de las ví­ctimas, lo que incluye a sus familias. Ni modo, los asesores del trí­o legislativo tendrán que trabajar, como lo ordenó Flavio Sosa y esta semana presentarán sus resultados, ¿qué pasará después? ¿para qué servirá?

Sin duda cada quien es libre de hacer lo que más le convenga o le parezca. Pero si el problema es grave, considerando el elevado número de mujeres asesinadas, que ya suman 222 en menos de tres aí±os del gobierno de Gabino Cué, lo realizado esta semana por las y los integrantes del Congreso simple y sencillamente lo que reveló fue un caos legislativo y como bien se dijo una total falta de coordinación entre las instancias del ejecutivo.

Eso podrí­a ser lo más trascendente. Ese es el verdadero diagnóstico.

Es hasta cierto punto ”normal» que no formal, que exista caos y división en el legislativo, propio de los intereses de los partidos polí­ticos y que revelan que más que servir al pueblo que los elige, responden a sus intereses polí­ticos, al revanchismo y siguen el juego de los cangrejos en la cubeta destapada para bajar a jalones al que sube. Lo que en el ejecutivo también se refleja, derivado de la mezcla azul-amarillo-rojo que conformó el gabinetazo y donde cada quien quiere llevar agua a su molino.

Habrí­a alguna explicación, no siempre convincente, sobre el actuar del legislador, pero se supone que en el Ejecutivo todos y todas pertenecen al mismo equipo y que deberí­an caminar en el mismo sentido. Pero, ¡oh sorpresa! para desgracia de la ciudadaní­a y en especí­fico para las mujeres, el gabinetazo se pasa horas y dí­as, que suman casi tres aí±os ejerciendo la filosofí­a de Juan Pirulero.

Así­ el fenómeno de la violencia feminicida y el feminicidio los ha descobijado, los muestra desarticulados, con una total falta de coordinación institucional, a costa claro está de la vida de las mujeres y las nií±as. Lo que es claro es que no hay dinero para prevenir la violencia, ni mediante campaí±as visuales y mediáticas y todo cuanto sea posible y necesario, y menos aún a través de capacitación en atención de la violencia contra las mujeres, a través de servidoras y servidores públicos profesionales para atender esta desigualdad.

Y, todaví­a peor, es la negligente actitud del funcionariato, de no cumplir ni siquiera con lo que indica la Ley estatal de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia de Género, que entre otras cosas les ordena un trabajo coordinado a través de un Consejo Estatal para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia de Género Contra las Mujeres y nadie sabe nadie supo donde está, ni en dónde quedó (si es que hubo) el Programa que esta ley los mandata a realizar y a poner en práctica para salvaguardar la libertad y la vida de las mujeres.

Dispersos, con recursos públicos pulverizados, con ideas y ocurrencias como el hecho de llamar a una especie de ”cruzada» y/o campaí±a, para combatir el fenómeno de la violencia contra las mujeres, los resultados son los que vemos y son lamentables. Pasaron los 15 dí­as de plazo dados para ello por Gabino Cué, luego vinieron en ese breve lapso, desde el 19 de julio para concretar, cinco asesinatos más, la indignación ciudadana y la respuesta mediática: conferencias de prensa, accesibilidad a entrevistas en todos los medios, boletines, aclaraciones, nada inconfesable mientras se reproduzcan las declaraciones y no omitamos la realidad.

Pero no es todo. Dicen que la tercera es la vencida. La primera era la Coordinación para el Desarrollo de la Mujer, luego vino el IMO y ahora proponen la Secretarí­a de la Mujer Oaxaqueí±a, ésta idea concentrarí­a todos los recursos públicos en una sola entidad y descartarí­a la ”beneficencia pública» o ”polí­ticas asistencialistas. Bueno de buenas intenciones está lleno el mundo, como decí­a mi abuelita Lucha. Y reitero, por qué hacerse tantas bolas. Bastarí­a con que cada quien haga su trabajo, sin negligencias ni burocratismos, bastarí­a —antes que nada- con reconocer los derechos de las mujeres y las nií±as.

En fin, lo que queda claro, transparente, es que polí­tica práctica no hay para evitar y eliminar la violencia feminicida y el feminicidio.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *