Rosario Robles en el centro del debate

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Por Sara Lovera

Una vez más en la historia de México se ha puesto a una mujer de poder en el centro del  debate. De una crisis polí­tica y personal ligada a  la cultura polí­tica del paí­s  enfrentada a la fragilidad de la democracia mexicana; a las contradicciones de los hombres del poder en los partidos polí­ticos, donde lo que campea históricamente es el acomodo, la corrupción y la desmesura.

Las mujeres de poder,  han ingresado a estos cí­rculos lentamente y con grandes obstáculos. No han podido influir para que las cosas cambien; con frecuencia usan el mismo lenguaje, las mismas prácticas y las mismas acciones que los hombres. Eso ya no deberí­a llamarnos la atención. Son otros sectores de mujeres las que están llamadas a construir otras formas de hacer polí­tica y desplegar  estrategias  para unir el anhelo de la igualdad entre hombres y mujeres al deseo de estar en los escenarios de toma de decisiones. Este es un problema histórico que no se soluciona  por decreto.

Si se  comprende esto, entonces podemos hilvanar fino para analizar cómo es posible que lo de Veracruz haya sucedido y por qué tanta desmesura en su derredor, sin contexto que sólo exhibe  a una mujer.

Esta es la primera crisis del proyecto polí­tico reformador de Enrique Peí±a Nieto. Eso sin olvidar el pasado histórico y el  pasado reciente. Ni evadir  las triquií±uelas de las elecciones y la existencia de estos y no otros mexicanos y mexicanas armando cí­clicamente prácticas deleznables para conseguir el  poder, del más pequeí±o en un sindicato menor hasta la presidencia de la República.

Ahí­, antes, no habí­a mujeres. Ahora las hay, en todo el entramado, desde las presidencias municipales hasta el primer cí­rculo del poder, pasando por los Congresos Federal y Estatales. Las mujeres ensayan cómo estar en ese poder y cómo mantenerse en el mismo.

Conocemos casos lamentables de uso indebido de las arcas municipales ; la complicidad en la elaboración de leyes y por supuesto esa que significa llevar al poder a un ejecutivo.

Recuerdo por libro documentado de José Reveles  el uso de los bienes de la polí­tica social, desde el Congreso, por parte de la entonces diputada  Josefina Vázquez Mota; el escándalo misógino contra la gobernadora de Zacatecas, Amalia Garcí­a, y la aparente y documentada conducta de Elba Esther Gordillo, llevada hasta la cárcel.

Todo consecuencia de esa cultura polí­tica mexicana llena de claroscuros en la historia de México.

Hoy vivimos  una ráfaga reformadora. Esta apenas comienza, y nos implica a todas y todos los mexicanos. Más si consideramos el desastre de los gobiernos del  PAN durante 12 aí±os. Los desdibujados propósitos de una izquierda con ideas de transformación, pero sin resultados en sus  gobiernos. Por  sus errores directos, además del contexto nacional e internacional. Y que decir de los reyezuelos priistas en todas partes.

Y ahí­ están estas mujeres levantando su legí­timo derecho a participar en la cosa pública. Incluidas en esto que yo  llamarí­a el muladar de la práctica polí­tica.

Y sobre la polí­tica y los dineros sociales recuerdo  el documental de lo que hacen priistas en todo el paí­s para arrebatar elecciones; de la compra o manipulación del voto de varios partidos; de desayunos escolares que dejaron ganancia, en tiempos de Ernesto Zedillo, al del grupo de René Bejarano y  me acuerdo del escándalo de la leche Bethy. Igual en estos aí±os surgieron los partidos polí­ticos familiares, como el Verde Ecologista o el ahora conocido como Movimiento Ciudadano.

Yo creo que  este es el problema que en México tiene como desafí­ao: la  materia de democracia representativa y electoral. Pasar de la pequeí±ez  a  un proceso democratizador creí­ble para conseguir mitigar la desigualdad, el hambre y lograr  el buen uso de los recursos públicos.

¿Alguien sabe cómo hacer ésto? Quizá por eso el asunto de Veracruz es maravilloso. Está  en la mesa el tamaí±o del desafí­o:  combatir la desconfianza mutua, y  la estrecha esfera del entendimiento.

La presencia  de Rosario Robles en el Senado, deja lecciones. Me  me gustó mucho la frase de la senadora Diva Gastélum,  ”que tire la primera piedra el que esté libre de pecado», ella incluida. Eso es importantí­simo. Puesto que inaugura el hablar de nuestras miserias, que puede arreglar el asunto.

Ahí­ la escena principal fuea Rosario Robles, curtida por su práctica polí­tica desde los viejos tiempos del Sindicato Universitario, su paso por el PRD, la jefatura de gobierno del Distrito Federal, el desempleo polí­tico y ahora une escenario de en la élite del poder.

Es a  esto que  están convocadas  las mujeres que festivas han celebrado su avance en la toma de posiciones de gobierno y que piden  más.

Creo que la llamada primera crisis de este gobierno que va de prisa por ordenar lo posible, mantener su poder y legitimarse, nos ha dado un buen piso para reiniciar la marcha de la transición a la democracia. ¿Podrá esta experiencia servirnos para algo?

Creo que sí­. El escándalo puso en blanco y negro el tamaí±o de la desigualdad. Hoy sabemos cifras del hambre que no conocí­amos con certeza;  obligaciones del poder; objeto de  la Cruzada Contra el Hambre. Pero también surgieron  las prácticas polí­ticas indeseables. Desde la ilegal adquisición de audios  hasta el uso —como Vicente Fox contra AMLO- del juicio polí­tico.

Se trata de una llamada de atención podrí­a corregiernos en general. Y si de verdad se hace un solo padrón de beneficiarios de los programas sociales ¿Qué pasará? ¿Cómo reaccionarán las  familias que no avisan de la  muerte de un beneficiario? ¿Qué pasará con quienes se apuntan a dos y tres programas al mismo tiempo? ¿Qué pasará con los operadores polí­ticos de cada partido, en cada municipio o estado?

Serí­a buení­simo verlo, porque la cultura polí­tica funciona desde el pueblo peticionario más pequeí±o, hasta quienes obtienen los fondos para, por ejemplo, el programa anunciado para los hijos de las madres en peligro de muerte. ¿Sabe alguien a qué banco se entregó tan jugoso asunto? O aquél de las tarjetas de diversos y variados gobiernos para toda clase de cobros y beneficios ¿Qué  bancos o financieras  se hincharon de dinero manipulando la pobreza de la tercera edad en el  D.F. o en el Estado de México?

Ahora lo sabido es  un discurso muy bien armado y defendido. La declaración de  que se hará otra cosa. Alentador. Pero hoy debí­amos ejercer una verdadera  ciudadaní­a. Podrí­amos empezar por  preguntar.  Y que pasa con lo anterior como la mentira del Seguro Popular ¿servirá Rosario Robles en la picota para enderezarlo?.

Lo que también ha quedado en claro es que la práctica polí­tica electoral sigue siendo un espacio de reyerta fenomenal que no terminará y ni siquiera tomará nuevos aires tras la evidencia veracruzana.

Lo lamentable y grave es que el reformador Peí±a Nieto tiene que convenir y convivir con este perfil de gobernadores que tienen mucha cola que les pisen y con la oposición, esta veracruzana, sostenida en los hombros del oscuro y peligroso Miguel íngel Yunes que les armó a los panistas el tema. Y digo ese el padre y también el otro, el hijo, igualito. Hay  suciedad que brota por todas partes.

Por lo pronto ya escenificamos el primer raund . Reclamos, verdades, mentiras, situaciones, evidencias por todas partes. ¿Nos servirá? Por ejemplo para comenzar un proceso donde las dirigencias partidarias cambien. Se profesionalizan y en su  lucha de poder usen ví­as  legales y de aspiración democrática.

Las mujeres polí­ticas tienen que pensar si sacrifican momentáneamente sus visión triunfalista -37 por ciento en bancas camarales- y se ponen a armar un andamiaje de eso que se llama hacer polí­tica de otra manera.

El  senador Alejandro Encinas por ejemplo publicó un excelente análisis sobre el hambre, ojalá que ello sirva a Rosario Robles, si  cree en la mitad de lo que dice, para mitigar un poco esta desigualdad que nos acosa y esta hambre alimentaria real de millones de mujeres mexicanas, que en razón de su condición social, prefieren dar de comer a otros que cuidarse a sí­ mismas.

No es fácil ser mujer y ser polí­tica. Me hubiera gustado oí­r a estos senadores hablar así­ a Felipe Calderón que tantos muertos nos dejó; a los hermanos Salinas de Gortari que se llevaron millones de millones de nuestros recursos al extranjero; me hubiera gustado un dí­a ver a un Senado levantado contra la injusticia en la región carboní­fera, donde la familia Fox y el ex gobernador de Coahuila y ex dirigente del PRI, Humberto Moreira, pusieron en extrema pobreza a miles de familias carboneras; o me hubiera gustado un juicio polí­tico relevante, con esa fuerza de oposición al ahora embajador en Estados Unidos, Eduardo Medina Mora, por el caso Atenco.

Me encantarí­a otro juicio polí­tico al ex gobernador panista en Chihuahua, Francisco Barrio Terraza, que decí­a que las mujeres asesinadas en esa entidad habí­an provocado su situación, que enredó y envolvió en triquií±uelas todas las investigaciones que hasta la fecha no se han resuelto. Me encantarí­a un examen de conciencia nacional en todos los niveles, en todos los estados, en todas las afrentas que hemos vivido. Ni modo, ahora le tocó a Rosario Robles.

Graciela Machuca

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