Aquelarre: Gobierno y elecciones

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A Reserva


Bárbara Garcí­a Chávez

En pleno proceso electoral, Oaxaca se retuerce entre la inacción del gobierno estatal, los entuertos de los habilitados funcionarios públicos, los acuerdos y alianzas electorales y los desacuerdos entre los grupos de poder que danzan frenéticos en estrambóticos y costosos rituales polí­ticos que se desarrollan en lujosos restaurantes, festines privados, hasta las tí­picas concentraciones multitudinarias donde llevan a la gente como ofrenda, con engaí±os, dádivas y promesas siniestras a gritar casi con extraví­o nombres y loas de quienes anhelan el poder polí­tico, que a fin de cuentas tiene un signo mayúsculo de pesos.

En esta miscelánea esquizofrénica  están todos los actores que de una u otra forma se ensalzan desde posiciones  menores o mayores en la coalición —derecha/ izquierda/empresarial/organismos civiles/priistas en receso- que gobierna con el mote del ”gobierno del cambio». Todos con su respectiva cuota en el presupuesto público estatal, ya sea con puestos públicos o prebendas polí­ticas y económicas.

El aquelarre oaxaqueí±o va subiendo de tono, nadie quiere quedarse al margen de lo que saben pueden alcanzar, ya conocen el camino y las mieles de los brebajes que han aprendido a tragar sin hacer gestos. Ahora es el momento de bailar con el macho cabrí­o, rendirle culto para obtener más riquezas y poder. Todos contra todos, sonriéndose y metiéndose el pie.

Y es que ahora son más los que buscan el oropel polí­tico, ahora también danzan y ofrendan los millonarios empresarios recién habilitados de funcionarios públicos y que decir de los recomendados por el padre putativo; ellos están más cerca del dios astado.

La cúspide del aquelarre fue hace unos dí­as en el templo del cerro de las azucenas donde llegaban camiones y camiones casi todos desde las colonias más pobres de la capital oaxaqueí±a y municipios conurbados, bajaban cientos, miles de mujeres mayoritariamente, les prometieron comida y una despensa, claro, no hubo acarreo, fue más bien el ” encanto» que todo buen hechizo requiere previo al aquelarre; la magia estuvo a cargo de Benjamí­n Robles, reconocido por malabaristas y polí­ticos como ”cara sucia» ahora con el grado de senador y recientemente declarado interlocutor de la Sección 22 del SNTE, y Jesús Romero de origen istmeí±o y trasnochado coceista, de afiliación perredista y de afición gobiernista, y que hoy danza en el ritual de la mano de Benjamí­n ”Cara Sucia».

Ambos han logrado muy convenientemente un convenio de tres cí­rculos donde se leen las cartas y celebran su sagrada alianza en pos de su permanencia y ascenso en el poder polí­tico actual y oran por el que viene.

El ritual de las azucenas vio su máxima contradicción cuando en calidad de brujas embelesadas subieron al cí­rculo mayor en una actitud poco clara y contradictoria dos  personajes —suegro y yerno-, por un lado el Secretario General de Gobierno y el presidente municipal de Oaxaca de Juárez; hijo prodigo del PRI y panista atí­pico; Jesús Martí­nez ílvarez, y Luis Ugartechea Begné, respectivamente, que con paranoia expresaron que Oaxaca vive un proceso de cambio parsimonioso y lento, que es necesario acelerar. Y rí­an hasta las lágrimas…de Oaxaca.

De locura resultó ver brincar juntos a ritmo de samba, con desparpajo tal que hasta al diablo asustaron, al representante personal del gobernador Gabino Cué Monteagudo, el Secretario de Turismo y Desarrollo Económico, José Zorrilla Diego de San Martí­n, que aparte de millonario quiere ser presidente municipal, que susurraba —no es lo mismo gritar despóticamente en mis empresas que hacerlo desde el balcón y si es posible con cetro corona-.

Y mientras el millonario tarareaba pisándole la cola al diablo los tres cí­rculos del pueblo lo abrazaban gritando a coro ”este aí±o si será el del cambio democrático. Y en el éxtasis, convulsionándose  acusaban la criminal burocracia que se extraví­a  en la ineficacia, cuando todos ellos forman parte de esa burocracia. Por eso reí­an a carcajadas y se burlaban de la gente, quienes les dieron el poder en el aquelarre anterior  de 2010, ¿se acuerdan?

Entre el sonido ensordecedor de las bandas, miles de hombres y mujeres bailaban y cantaban, ofrendaban las consignas que los brujos con mágica astucia les enseí±aban,  la euforia se apagaba y aún no llegaba la torta prometida, el ritual terminaba, los calderos se vaciaban y los hechiceros se frotaban las manos seguros del  aquelarre y sus buenos oficios. ¿Será?

Y mientras estos aprendices de Merlí­n hací­an lo suyo el dios astado, desde su pedestal de humo, sonó fuerte su trinche sentenciando a aquellos desleales soberbios que se promueven en espacios personales o de grupo, claro que su poder no llegó al grado de permitirse dar nombres, y en su caso, imponer sanciones, menos aún en pleno aí±o electoral donde cualquiera podrí­a ser aliado o cuando menos no enemigo polí­tico.

Además

Ya fuera de la coalición se quedó Movimiento Ciudadano, esperando indicaciones del comité nacional y con la esperanza de sobrevivir con ayuda de MORENA so pena de perder su registro estatal. Por lo pronto los hermanos Bolaí±os Cacho expriistas, hoy pejistas se desistieron a encabezar la planilla municipal en la capital del estado.

Frente a esta dramática Coalición por el Desarrollo está la involución priista que reaviva cadáveres que andan cual zombis, dejando peste y enfermedad y que solo demerita más a la de por si desacreditada clase polí­tica del tricolor. Resulta de vergí¼enza la aparición mediática de edil municipal en acciones polí­ticas fuera de la ley, promovida desde la autoridad municipal, así­ como otro pájaro de cuenta que ahora se presenta como mártir polí­tico y escritor de su biografí­a, la que presentará sin escrúpulos con platillos y bombos.

Por lo pronto los nombres que se conocen en la contienda distrital y municipales, dejan mucho que desear, considerando que casi todas las candidaturas estarán en manos de perdedores y una que otra perdedora también.

Falta el partido estatal Unidad Popular (PUP) ¿salvarán estas elecciones? Habrá que ver.

Graciela Machuca

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