Palabra de Antí­gona


Por Sara Lovera

¿A dónde va la Reforma Educativa? Hasta el 8 de enero 7 entidades de la República han ratificado el cambio al artí­culo 3º. Constitucional que ha introducido en la Carta Magna el perfil de cambio al Sistema Educativo Nacional. Se necesitan 16. Se conseguirán y esta es una noticia de pronóstico nebuloso.

Paralelamente maestros del sindicato oficial, SENTE y de la oposición ya histórica de la Coordinadora Magisterial (CENTE), anuncian movilizaciones y protestas, porque en el texto Constitucional  aparece ní­tidamente que a la búsqueda declarada de mejorar la calidad educativa, se creará uno o varios mecanismos para revolucionar, estrictamente y en forma prioritaria, las condiciones laborales del magisterio que se ocupa  de la educación primaria a la media superior.

Menudo asunto. El texto es claro: se pondrá en práctica una evaluación obligatoria, que determine el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia de los maestros y maestras de este paí­s, es decir por primera vez desde los aí±os 30 y desde la Constitución, las plazas magisteriales serán sujetas al escrutinio para definir quienes  permanecen o no, en su puesto de trabajo. Así­ de claro es el tema.

La Reforma  a mi parecer es el inicio de  reformas que pretenden  tocar cuestiones estructurales del paí­s. El equipo del nuevo gobierno ve como urgente enderezar problemas sociales y económicos, que sin ir a fondo, si consigan mover actores y actoras en cuestiones que han generado conflictos recurrentes, por una parte, y ahondado viejos problemas, como el de no garantizar calidad de vida a las nuevas generaciones,  los jóvenes, dejando a un lado, la posibilidad de  competir eficientemente en el mercado internacional.

Un mensaje adicional es que no puede entenderse  la Reforma Educativa hasta ahora sólo como nuevo texto constitucional  y discurso, si no se la mira en un contexto amplio: el económico por el costo de las pensiones y el desorden conocido en que fue creciendo el número, colocación, grado y ubicación laboral del magisterio, su costo y efectividad. Y por el otro lado el discurso busca convencernos de que la calidad educativa fue abandonada por las recientes administraciones.

Esta Reforma hasta ahora cuenta con el consenso de una gran cantidad de personas, de poder, de opinión, analistas y por supuesto de los partidos polí­ticos en el Congreso. Muchas personas piensan que además, esta acción enfrenta a la poderosa dirigente sindical Elba Esther Gordillo, a quien se ha pretendido responsabilizar del desastre educativo, sin considerar que esto no es de hace 12 aí±os, sino de más de 30, cuando se entregó al sindicato la relación con los y las maestras, sin la intervención del órgano que deberí­a garantizar la calidad, la comunicación y el ordenamiento educativo: la Secretarí­a de Educación Pública.

¿Se trata de tapar el sol con un dedo? ¿Es una prueba más para medir a los distintos cacicazgos laborales? Porque la Reforma de la Educación está pegada, nos guste o no, a la también tersamente reformada Ley Federal del Trabajo. Entonces tengo que preguntarme si la estrategia ha sido ir de abajo hacia arriba a recuperar la marcha económica como telón de fondo y principal preocupación de todo régimen capitalista.

Si los trabajadores y sus viejas organizaciones no pudieron intervenir en el cambio de la Ley laboral, tampoco los maestros participaron en el diseí±o de la reforma al artí­culo tercero constitucional y aunque todaví­a apenas dibujada, continuará con la Ley de Transparencia anunciada para controlar las acciones de los gobiernos estatales y municipales y que también es sólo anunciada como Ley anticorrupción. Programa planeado por la izquierda y que ahora retomó el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Las cosas no suceden por generación espontánea, ni se trata de una puntada relacionada con la  improvisación, sino que el antiguo partido de Estado, ha vuelto al poder para permanecer en él todo lo posible a la luz de la incompetencia  del Partido Acción Nacional que nos gobernó 12 aí±os.

La gente piensa  y piensa mal, que la relación con la dirigencia del SENTE la inauguró Vicente Fox en  el aí±o dos mil, una relación de conveniencia  que tejió el priismo sistemáticamente 30 aí±os antes, como sucedió con la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y con otros gremios estratégicos como el de los petroleros, electricistas, telefonistas, minero metalúrgicos, ahora sometidos a un nuevo régimen laboral.

Es posible que si se hila fino pueda advertirse, como bien lo sustentó la filosofí­a marxista, que nada se mueve sobre la superficie, si no tiene como honda raí­z a la economí­a. No hay Estado capitalista  que no tenga una mira profunda de cómo resolver el control de la riqueza, la acumulación de capital y la distribución de migajas a toda la población.

Y este es el fondo de la febril jornada de reformas anunciadas que tendrán que pasar por el cedazo de las personas, maestros, maestras, obreros, campesinos y ciudadaní­a en general.

Los opinadores profesionales han ido pasando de un superficial optimismo a darse cuenta de que, al menos en materia magisterial, se anuncia una pequeí±a o gran andanada de enfrentamientos, porque durante aí±os la llevada y traí­da Revolución Mexicana, ha alzado la bandera de los derechos de los trabajadores, aunque permanentemente restringidos, siempre provechosos para mantenerse en el poder, sólo en picada al ritmo de las crisis y la falta de recursos para repartir a manos llenas el dinero que garantizaba los votos, la lealtad malentendida y la complicidad.

Son los mismos actores que llevaron al paí­s a ser uno de los de mayor desigualdad social; los que han reducido el poder adquisitivo y quienes sistemáticamente buscaron maquillar al sistema, con pequeí±as prebendas y grandes corruptelas de las o los controladores de la población.

El recién ungido —con apenas 5 semanas en el poder- el seí±or Enrique Peí±a Nieto y su equipo se atrevió a punzar el lado más complejo de la sociedad mexicana: sus trabajadores y trabajadoras. Lo ha hecho, aparentemente, sin impedimento visible hasta ahora. Este 8 de enero, Andrés Manuel López Obrador, no pudo reunir a los miles de seguidores que hubiera esperado, a la hora de anunciar la creación definitiva de un nuevo partido polí­tico, MORENA.

La Reforma al artí­culo tercero  no es el final, sino el principio de otras muchas reformas de reglamentos, de leyes como la educativa y la que reglamenta el apartado B del Artí­culo 123, la ley de los trabajadores al servicio del Estado, donde, ahí­ sí­, están lo que muchos aí±os se conocieron como conquistas del magisterio y sus similares: plazas de por vida, herencia de plazas, ausencia de evaluaciones cientí­ficas, escalafón ciego, ausencia de capacitación y negligencia frente a lo ineficiente del  servicio público: nacimiento, consolidación y desarrollo de una burocracia mediocre.

Llama la atención que esta no sea la discusión de lo que sí­ está en el fondo, y no la politiquerí­a que cree que el problema es la lideresa sindical, quien sin duda tiene el poder que le confiere el más de un millón de profesores. Pero habrí­a que decir que el primer paso se ha dado y ya tocó, Constitucionalmente la estructura laboral, que habrá que ver si consigue, como dice el nuevo texto, abatir todo el entramado legal y de costumbre que se contradice con la reforma Constitucional.  Vamos a saber pronto si el actual régimen  podrá enfrentar, inteligentemente, la resistencia, y si es posible que los reformadores no caigan en la tentación autoritaria y represora que caracterizó al PRI  durante décadas. Veremos.

Graciela Machuca

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