¿Yo feminista? Gloria Zafra, los retos del feminismo, mirar a las jóvenes Las mujeres llegamos tarde a la polí­tica

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Soledad JARQUíN EDGAR

Gloria Zafra nació en la ciudad de México es hija de padres oaxaqueí±os y buscando sus raí­ces llegó a los 16 aí±os a esta entidad, donde estudió preparatoria y más tarde Sociologí­a. Tiene una Maestrí­a en Sociologí­a con Atención al Desarrollo Regional. Tiene un diplomado de Género en Investigación.

El descubrimiento de sus libertades la llevó a muchas rupturas personales y su decisión de estudiar la encontró con largas horas de soledad, en contraste durante mucho tiempo escuchó a las esposas de sus compaí±eros investigadores quienes le decí­an cuánto la envidiaban y admiraban porque ella tení­a una beca, podí­a viajar y prepararse, entonces entendió que tení­a una enorme responsabilidad social, con las mujeres y con ella misma.

Gloria Zafra es una académica tesonera a la que no le gustan las medias tintas, menos los trinquetes y es enemiga de la injusticia. Una feminista irreverente y congruente, una feminista con muchos principios, pero lo primero es ella misma y no es por egoí­smo, sino porque serí­a incapaz de no pregonar con el ejemplo.

Preocupada propone que el feminismo debe mirar a los nuevos horizontes y a las nuevas generaciones, atender el entorno cercano y no sólo responder a los mandatos de organismos internacionales.

Con más de 20 aí±os como maestra e investigadora de su alma mater la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Gloria Zafra ha puesto el dedo en el renglón con sus investigaciones que visibilizan el trabajo cotidiano de mujeres dedicadas a la elaboración de tortillas y una gran variedad de artesanas a lo largo y ancho de la entidad, con quienes entabla relaciones que perduraran por el resto de la vida y se convierte, además, en una promotora para ellas.

Con esas mujeres artistas, Gloria ha viajando por sus vidas individuales y comunitarias. Mientras las artesanas bordaban sus sueí±os en telas de algodón o tallaban sus aspiraciones en los barros multicolores, Gloria Zafra analizaba el contexto, el entramado de una sociedad en permanente transformación, atravesada por la pobreza o la migración y a veces por la migración y la pobreza, campo que en ellas resultaba tierra fértil para el nacimiento de una nueva mujer oaxaqueí±a, dispuesta a derribar muchos muros. Así­, Gloria —la Gloria para la UABJO- las abordó siempre por lo mejor de cada una de ellas.

Pero hay otros temas que descubre y desmenuza, otros temas que vive recurrentemente, casi de forma cotidiana y a la que se enfrenta cuando en la soledad revisa los apuntes, los cuadernos con la información pendiente de llevar a un capí­tulo de nuevo libro: son las maestras y las polí­ticas, con quienes se emociona y nunca deja de asombrarse.

Esos caminos la llevaron, desde marzo pasado, a ser la directora de Usos y Costumbres del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), sin duda un sitio donde puede mirar la entraí±a misma de los procesos electorales que se realizan en 418 municipios de Oaxaca, elecciones comunitarias donde las mujeres adquieren una dimensión distinta y protagonizan otras batallas.

Fue precisamente un contexto electoral, de derechos polí­ticos de las mujeres, donde Gloria Zafra se descubrió feminista, la transición no fue difí­cil, la carga de lecturas hechas como parte de su formación y como Socióloga le habí­an inyectado esa inquietud y le habí­an provocado cuestionamientos constantes sobre la condición social de las mujeres. Algunos de ellos aún sin respuestas.

Ese encuentro lleno de claridad, como lo define, inició cuando fue invitada al Pacto para Consolidar la Equidad de Género (2003) por Norma Reyes Terán, un pacto en el que las mujeres buscaban potenciar su presencia en la polí­tica, con candidaturas en igualdad de condiciones y, por supuesto, para conmemorar los 50 aí±os del reconocimiento de los derechos civiles de las mexicanas.

En el Pacto se encontró con otras mujeres de reconocida trayectoria, de gran pluralidad polí­tica, académicas, comunicadoras…mujeres que empiezan a reflexionar sobre sus derechos polí­ticos, sus rezagos y necesidades. Porque si algo tiene claro es que las mujeres llegaron tarde a la polí­tica.

”Entonces yo me pregunto ¿hablo a nombre de…o hablo por mi? Ahí­, no era la estudiosa, la que hace su distancia y dice: allá las mujeres y yo acá, observando. Pero luego pensaba y si me preguntan ¿usted quiere ser polí­tica, quiere ser diputada o gobernadora? ¿Qué les iba a decir? ¿Acaso iba a responder que vení­a a hablar por las que sí­ aspiraban? Tuve que hacer una reflexión y por supuesto analicé mi resistencia, porque no me habí­a pensado como mujer polí­tica».

Incluso —aí±ade- con otras funcionarias del Instituto de la Mujer Oaxaqueí±a habí­a reflexionado sobre el Pacto, porque como mujeres, como feministas o como académicas no nos habí­amos planteado estar en polí­tica, por eso (las mujeres) llegamos tarde, porque el planteamiento era mejorar nuestras vidas, transformarlas, ser sujetos sociales.

Por eso la polí­tica llega en un tiempo histórico, en el cual al feminismo y a las académicas les costó trabajo decidir, sobre todo, porque la polí­tica no estaba bien, la polí­tica era mal vista, porque era para beneficio personal, no tení­a prestigio ni calidad moral, porque el paí­s tampoco traí­a una tradición larga multipartidista porque durante muchos aí±os un solo partido gobernó: el PRI, mientras el PAN tení­a una lucha de muchos aí±os y el Partido Comunista habí­a sido reprimido…no habí­a muchas opciones (para las mujeres), por eso estar en polí­tica no se veí­a bien, cuando pensamos en polí­tica de inmediato se pensaba en el PRI de la corruptela, del beneficio.

Gloria Zafra libera sus cuestionamientos y sostiene que la llegada tardí­a de las mujeres a la polí­tica favoreció que ellas no tomaran las decisiones sobre las polí­ticas públicas o los programas, sobre cómo gastar el presupuesto, la priorización de obras, todo el poder lo habí­amos dejado a los hombres, no porque ellos fueran los malos sino porque así­ habí­a sido.

Pero las cosas cambian cuando nos damos cuenta que sí­ nos afecta la forma en que han hecho las cosas. Entonces nos damos cuenta que debemos estar donde se toman las decisiones, donde se planean, donde se hacen las polí­ticas públicas y por supuesto tení­amos que participar en polí­tica.

Gloria Zafra responde a sus cuestionamientos y acepta que decide hablar por ella misma. 10 aí±os más tarde, sostiene que después de la intervención de Pacto de mujeres hay un notable avance, en especí­fico más mujeres ocuparon desde entonces los mandos medios y superiores dentro de la estructura gubernamental y hay más mujeres en los cargos de elección popular.

Sin embargo, aclara, que es necesario reconocer que no es lo que queremos o tal vez no compartimos la ideologí­a ni los puntos de vista. Incluso, cuestiona el hecho de que las mujeres en esos cargos públicos o polí­ticos, ”no reflexionen sobre el peso y la importancia de que otras mujeres hayamos luchado y que antes de nosotras hubo otras que lucharon porque ellas estén hoy en esos sitios». Pero eso, sentencia, es otra cosa. Lo inocultable es que hoy, hay más mujeres en el espacio de lo público.

Acuciosa lectora, refiere a una investigación de Alian Touraine, quien cuestiona a 160 mujeres para ver qué sucedió con el feminismo europeo y apunta que ahí­ está, pero siempre las queremos ver organizadas o articuladas. Touraine pregunta a las mujeres sobre sus vidas como feministas y como polí­ticas…lo más fantástico es que descubre cómo a pesar de todo lo que una mujer hace, incluyendo casarse y tener hijos, es que reafirman ese ”yo quiero ser…»

Ahí­, dice la maestra investigadora del IISUABJO, encuentro a las mujeres que ”han querido ser» y que solas luchan por alcanzar sus objetivos y se quedan solas y están dando la batalla y todo eso a pesar de cómo yo las quiera mirar.

Por eso, sostiene que es importante evidenciar sus aportaciones, sus luchas, en especial a las que han llegado gracias a nosotras, a nuestras madres y a nuestras abuelas. Considera que es histórico el hecho de que una mujer haya sido candidata a la presidencia de México (Josefina Vásquez Mota), independientemente de nuestros temores sobre lo que hubiera pasado con nuestros avances si ella hubiera ganado las elecciones.

Ahora, plantea la ex directora del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO tenemos que luchar porque las que lleguen tengan una visión que permita una vida de reconocimiento, de realización de nosotras las mujeres para nosotras mismas, primero que nada, y luego como consecuencia para nuestras familias y para la comunidad.

Gloria Zafra, quien es integrante del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem),  sostiene que uno de los problemas para el reconocimiento de las mujeres es que la sociedad, aún se mueve en los esquemas del patriarcado y en el caso concreto de la participación polí­tica, propone preguntarnos si las ví­as son las adecuadas, las correctas, las más fructí­feras, analizar porqué las propuestas no han tenido todo el impacto esperado, y también en el sentido de reconocernos diversas y plurales, porque en la medida en que queremos imponerle al otro cómo pienso, cómo vivo, cómo es la forma en la cual me parece que tendrí­a que ser, no llegaremos a ningún lado, eso es lo que tendrí­a que estar en la mesa de discusión y también tendrí­amos que analizar si realmente estamos atendiendo las problemáticas más sentidas o estamos siguiendo modas, mandatos. Tenemos que analizar para qué estamos en redes, en organizaciones, cuáles son nuestros planteamientos y cuánto contribuimos a nuestras transformaciones, sin perder de vista que pequeí±as contribuciones son sustantivas, más retadoras del status quo.

A lo largo de más de 20 aí±os, Gloria Zafra ha sostenido una relación de permanente interacción con las personas más jóvenes, lo cual le lleva a plantear que posiblemente una de las razones por las cuales el feminismo no encuentra eco es porque insistimos en formas que no responden a lo que las juventudes están viviendo y asegura que está preocupada por el grave problema que representa el embarazo adolescente y la discapacidad de infantes por falta de información de madres y padres que a sus 17 aí±os están condenados a vivir con un nií±o o nií±a con discapacidad porque la mamá no tomó ácido fólico, porque ocultó su embarazo y porque nadie le planteó la posibilidad de un aborto.

Sí­, aí±ade, debemos aprovechar los recursos para las campaí±as que se mandatan desde organismos internacionales, pero también hay cosas que tenemos que visibilizar, conocer, dilucidar y tratar de transformar.

Graciela Machuca

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