Servicio forzoso por deudas de los mayas de Yucatán del siglo XX

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PARTE III

Los jefes polí­ticos que rigen los distritos, son invariablemente hacen- dados henequeneros o empleados de éstos. La filosofí­a del castigo corporal me la explicó muy claramente Don Felipe G. Cantón, ”Secre- tario de la Camara» es necesario pegarles; sí­ muy necesario, porque no hay otro modo de obligarles a hacer lo que uno quiere ¿que otro medio hay para imponer la diciplina en las fincas? Si no los golperia- mos, no harian nada. El jornalero tiene el temor a la desocupación o a la reducción del salario, amenaza que es mantenida sobre su cabeza para mantenerlo a raya.

No ví­ en Yucatán otros castigos peores que los azotes, pero supe de ellos. Presenciamos en una finca henequenera la forma en que azotaban a un esclavo. Una paliza formal ante todos los peones reu- nidos, después de pasar lista en la maí±ana. El esclavo fue sujetado a las espaldas de un enorme chino y le dieron 15 azotes con una reata gruesa y húmeda, con tanta fuerza que la sangre corrí­a por la piel de la victima. En otros casos me contaron de hombres a quienes se habí­a colgado de los dedos de la manos o pies para azotarlos. A otros se les encerraban en las obscuras mazmorras y en todas partes ví­ cárceles dormitorios, con guardias armados y vigilantes que patrulla- ban alrededor de la finca.

A las mujeres se les obligaban a arrodillarse para azotarlas, en casos extremos el castigo era ofender su pudor. Cada familia obtiene diaramente crédito en la tienda de raya por valor de 25 centavos. En mercancí­as. No se les paga en dinero, todo es crédito. Los esclavos se levantan a las 3.45 de la maí±ana y su trabajo empieza tan pronto como puedan llegar a la labor. El trabajo termina cuando ya no se pue- da ver por la obscuridad. La labor principal de la hacienda consiste en cortar las hojas del henequén y limpiar el terreno de las malas yerbas que crecen entre los plantios, a cada esclavo se seí±ala como tarea cierto numero de corte de hojas, la tendencia del patrón es fijar cuotas altas que el esclavo se vea obligado a llamar a su mujer, e hijos para que le ayuden. De esta manera casi todas las mujeres y nií±os de la hacienda pasan una parte de la jornada en el campo.

Los domimgos no trabajan los peones para sus amos. Cerca de la desfibradora vimos trabajando a muchos nií±os, en el patio de secado a muchachos y hombres, su aspecto era macilento y febril. El capataz explicó ”cuando los hombres están enfermos, los dejamos trabajar aquí­, a media paga.» En una sola habitación del edificio principal de San Antonio Yaxché, encontramos más de trecientas hamacas casi tocándose una a otras, que era el dormitorio de los peones de medio tiempo y solteros. Entramos al recinto precisamente al atardecer, cuando los trabajadores limpiándose el sudor de la frente, iban llegando. Detrás del dormitorio habí­an media docena de mujeres que cocinaban en una hornillas primitivas. Los andrajosos trabajadores, como lobos hambrientos hací­an circulo alrededor de la sencilla cocina y extendí­an las manos sucias para recibir la cena como premio, que las pobres criaturas comí­an de pie. La comida consistí­a en dos gran- des tortillas de maí­z, una taza de frijoles cocidos, sin condimento y un plato de pescado rancio, que despedia gran hedor. A propósito le pregunte al administrador ¿que es lo que se les da en las otras dos comidas? El administrador le contesto, No hay más comidas. Es la única que se les dá. Pero nos rectificó el administrador, -se les da algo más, algo muy bueno, algo que pueden llevar al campo y comerlos cuando quieren..Aquí­ tiene Ud. Cogió de una de las mesas de las mujeres una cosa del tamaí±o de dos puí±os y me las dio con aire de triunfo. Tomé entre mis manos aquella masa redonda y humeda, la pellizque y probé, la olí­. Resultó ser masa de maiz medio fermentada (pozole?)

Dirigiendose a un joven maya, le pregunté ¿Qué prefieres ser trabajador de tiempo completo o medio tiempo?. De tiempo completo contestó, nos hacen trabajar hasta que casi nos caemos y después nos despiden, para que nos pongamos fuertes otra vez..Si hicieran trabajar a los de tiempo completo como nos hacen trabajar a noso- tros, se morirí­an. Otro joven dijo: venimos a trabajar voluntariamente, porque el hambre nos obliga, primero antes de que termine la primera semana, quisiéramos escapar. Por eso nos encierran en la noche. ¿por- que no se escapan, cuando los sacan al campo?.

No tiene objeto, respòndio el joven. siempre nos agarran. Todos están contra nosotros, no hay lugar para esconderse, tienen nuestra fotografí­a, siempre nos encuentran y nos dan una paliza, sabemos que la escapatoria es inútil. A Yucatán se le ha comparado con la Siberia rusa. La Siberia es un asilo de huérfanos comparada con Yucatán. La vida de nuestros esclavos negros no era tan dura, puesto que podian reir alguna veces, y cantar, de cuando en cuando era costumbre dar- les algo de dinero para pequeí±os gastos y se les permití­a salir de la fincas por lo menos una vez a la semana. Mi última tarde en Yucatán la pasé recorriendo a pie o en coche el opulento barrio residencial de Merida, que tiene sus palacios de un millón de dólares como en Nueva York y posee miles de ellos entre magnificos jardines. Un maravilloso parque de hadas nacido al conjuro de la esclavitud de los mayas.

Este es el resumen de lo que atestiguó el Sr. John Kenneth Turner, en Yucatán en 1908 hace aproximadamente 100 aí±os. La politica y economí­a de una nación es la base del sistema de los gobiernos. Que a pesar de los aí±os,l uchas sociales, revoluciones, mucha sangre derramada, etc. Aún persisten con otro disfraz. La fuerza del trabajo, o sus frutos más bién (convertidos en dinero) son los que son aprovechados para enriquecerce o sostener gobiernos, autoridades, que cada sexenio o trienio, se hacen nuevos millonarios a expensas del saqueo del patrimonio de la mayorí­a de los ciudadanos. Mucho dispilfarro de dinero en obras no justificables, ni vigilados en su uso correcto, y todo ese dinero gastado, usado, es producto del trabajo, del esfuerzo de todos los ciudanos a través de nuestros impuestos. Esta es una manera de explotar, de robar ese patrimonio económico. ¿Ud que opina estimado lector? ¿y las leyes, cuando se cumplirán para que exista una verdadera justicia social? ¿que función tienen, nues- tros representantes en nuestra sociedad ”democratica» los diputados, senadores, gobernadores?

Graciela Machuca

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