Servicio forzoso por deudas de los mayas de Yucatán del siglo XX

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Hace aproximadamente 30 aí±os, he conservado un libro escrito por el periodista, investigador norteamericado: John Kenneth Turner, quien escribió el libro basadas en sus propias expèriencias vividas en Mexi- co, y una parte en Yucatán, su libro se titula: «México Bárbaro», escrito en 1911. Por su importancia histórica, parte del desarrollo social, parte de nuestras raí­ces culturales, he tratado de hacer un somero resumen, comentarios de lo que respecta a Yucatán
El interés del Sr. John Kenneth, inició con el contacto (1908)de cuatro revolucionarios mexicanos, que entonces se encontraban ence- rrados en la cárcel municipal de los Angeles California. Educados, inteligentes, universitarios todos ellos. Estaban detenidos en los Estados Unidos, bajo la acusación de planear la invación a una nación amiga, México, con una fuerza armada desde territorio norteamericano. Pero ¿Por qué estos hombres cultos querí­an tomar las armas contra una república? ¿Por qué necesitaron venir a a los Estados Unidos a preparar sus maniobras militares?. Aseguraron estos personas que durante al- gún tiempo habí­an agitado pací­ficamente en su propio paí­s para derro- car sin violencia y dentro del marco constitucional a las personas que controlaban el Gobierno. Por eso mismo habí­an sido encarcelados, sus bienes destruidos. La policí­a secreta habí­a seguido sus pasos, sus vi- das fueron amenazadas, y se habian empleados toda clase de métodos para impedirles continuar sus trabajos. Por último perseguidos como delincuentes más allá de lí­mites nacionales, privados de los derechos de libertad de palabra, de prensa y de reunión, privados de los dere- chos de organizarse pací­ficamente para promover cambios polí­ticos, habí­an recorrido a la única alternativa: las armas.¿por qué deseaban derrocar a su gobierno? Por qué éste habí­a dejado a un lado la Consti- tución, habí­a abolido los derechos cí­vicos, que son necesarios para el desarrollo de una nación; porque habí­an desposeí­do al pueblo de sus tierras, ¿por qué habí­an convertido a sus trabajadores libres en siervos, peones?, y algunos de ellos hasta en verdaderos esclavos. ¿esclavitud? ¿ quieren hacerme creer que todaví­a hay verdadera esclavitud en el hemisferio occidental? No querrán significar esclavitud humana.
Lo cuatro mexicanos insistieron: sí­ esclavitud humana. Hombres y nií±os comprados y vendidos como mulas, exactamente como mulas, y como tales pertenecen a sus amos: son esclavos. Bueno-me dije — si es verdad tengo que verlo. Así­ fue que a principios de Septiembre de 1908 inició su primer viaje a Mexico. En este primer viaje, refiere el Sr. John Tenner, fui acompaí±ado del Sr. L. Gutierrez de Lara, a quien conocí­ en los Angeles. Quien también se oponí­a al Gobierno existente en México. Pero no dependí­ del Sr. Lara como fuente de información, sino que tomé todas las precauciones para conocer la verdad exacta por medio de todos los caminos posibles. Cada uno de los hechos fundamentales apuntados respecto a la esclavitud en Mexico, lo ví­ con mis propios ojos o lo escuché con mis propios oí­dos y casi siempre de labios de personas quizá inclinadas a empequeí±ecer sus propias crueldades:
los mismos capataces de los esclavos. Con la valiosa ayuda del Sr. De Lara, por su conocimiento del paí­s, y de la gente, por su simpática sociabilidad y sobretodo relaciones personales con fuente de informa- ción en todo el paí­s, estuve en condiciones de observar y oir cosas casí­ inaccesibles para el investigador ordinario. ¿esclavitud en México? Sí­, yo lo encontré. Lo encontré primero en Yucatán. La manera como el Sr. John Tenner, se presentó fue como un inversionista con mucho dinero que quiere colocarlo en propiedades Henequeneras. En aquél entonces refiere: las condiciones peculiares, reside en el suelo y clima del norte de Yucatán, se adaptan perfectamente para el cultivo de esas resis- tentes especies de plantas centenarias que producen el henequén. Allí­ se halla Mérida, bella ciudad moderna con 60,000 habitantes rodeada y sostenida por vastas plantaciones de henequén que se extienden a varios kilómetros, Las haciendas son tan grandes que en cada una de ellas hay una pequeí±a ciudad propia de 500 a 2,500 habitantes, según el tamaí±o de la finca. Los dueí±os de las fincas son los principales propietarios de los esclavos. La población del Estado es alrededor de 300,000 habitantes, 250 de las cuales forman el grupo de esclavistas, pero la mayor extensión y la mayorí­a de los esclavos se concentra en las manos de 50 reyes del henequén.
Los esclavos son más de 100,000 con el propósito de conocer la verdad de boca de los esclavistas, me mezclé con ellos. Ya sabí­a como eran comprados o engaí±ados los investigadores visitantes. Si no podí­an ser sobornados, se les invitaba a beber y comer hasta hartarse, y una vez así­ halagados se les llenaba la cabeza de falsedades y los conducí­an por una ruta previamente preparada. En suma: se les engaí±aba tan completamente, que salí­an de Yucatán con la creencia a medias, de que los esclavos no eran tales, que los 100,000 mil hambrientos, fatigados y degradados peones, eran perfectamente felices y vivian contentos con su suerte que serí­a una verdadera vergí¼enza otorgarles la libertad y seguridad que corresponde en justicia a todo ser humano. Como tal los reyes del henequén me recibieron calurosamente.

Graciela Machuca

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