”…el miedo ahuyenta al amor… expulsa también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.» Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayis- ta y poeta inglés.

Cuantas veces no hemos sido invadidos por la sensación del miedo, y cada uno de nosotros seguramente lo ha experimentado en diversas circunstancias de la vida.

Pero, tal vez no todos tenemos esa oportunidad de relatar y acep- tar que hemos tenido ese miedo, pero cuando menos, serí­a intere- sante recurrir al cajón de los recuerdos, y hacer memoria de aquellos momentos mágicos de la infancia y la adolescencia.

Porque de acuerdo a los cuentos fabulas de nuestros abuelos ma- yas, incluso lo proyectado en las pantallas gigantes, en las pelí­culas que llevan por nombre ”Hormigas», ”Bichos», ”El Rey León», dejan en claro la necesidad de vencer el miedo, para llegar a nuestras metas en la vida. í‰ste tipo de materiales audiovisuales, proyectan cómo los nií±os y los casi jóvenes son sumamente intrépidos, y que aclaran, si de esta forma de ser se considere la sapiencia de los mayores, el éxito está garantizado.

En la vida real, podrí­amos visualizar en nuestra forma de ser, so- bre todo cuando ya tenemos algunos aí±os de más. A veces tenemos miedo a enfrentar los retos que implica el dominio de la tecnologí­a, por ejemplo, conocer todas las funciones del equipo de control remoto del equipo de sonido o de video, del celular y en el mayor de los casos, del equipo de computo.

El peor de los casos, gracias a ese miedo nos negamos a las ventajas que implica el uso de la alta tecnologí­a y sólo recurrimos a lo que ya sabemos hacer y negarnos a ese cambio, lo que impide dar ese salto tecnológico, y ”sin querer», vemos que paulatinamente somos desplazados por aquellos que aceptaron ese reto, y que de primer instancia, vencieron el miedo.

El miedo se manifiesta en diversos momentos de la vida. ¡Cuántos hombres y mujeres no se atreven a denunciar los abusos de ”sus jefes» en la parte laboral!, Porque éstos se aprovechan de sus cargos para exigirles tiempos ”extras» y que no les retribuye económicamente por esos servicios prestados, o de aquellos que son cesados de sus fuentes de empleo, sin justificación alguna y que hasta la fecha no han recibido la gratificación por los aí±os dedicados a la institución y a la empresa.

El miedo sigue campeando, porque muchos piensan que el hecho de recurrir al ley que de de alguna forma ampara al trabajador, el hecho de denunciar este tipo de situaciones laborales, significa ”man- char el curriculum profesional», cuando en realidad sólo se exige el cumplimiento de una ley.

Seguiremos escuchando a los tres niveles del Gobierno que ”es- tamos en el paso correcto» y sin llegar a cuestionarle, resultados y en donde se aplicaron exactamente o en su caso, exigir a que ”volvamos a ser sociedad de paz» para que cese todo esos crí­menes que hasta la fecha han sido impunes.

Como ciudadanos ¿Será que el miedo, impide a que estemos más cerca a nuestras autoridades para exigirle un plan de desarrollo de corto, mediano y de largo plazo, porque hasta la fecha pareciera que cada 3, de 6 aí±os o en cada cambio de dirección se reinventa el mode- lo y volvemos a iniciar de nuevo, sin hacer la evaluación pertinente y que permita continuar con aquellos proyectos que han demostrado su valí­a donde ha sido aplicado.

Será que por miedo no exigimos la transparencia en el uso de los recursos y vigilar su aplicación, para que realmente tenga un impacto en la sociedad.

¿Porque el sector agropecuario esta como ésta? A pesar de que vemos en la televisión y escuchamos a diario en la radio, de que aí±o con aí±o se le asigna una gran cantidad de recursos económicos, y que no se refleja en la producción o por lo menos alentar la esperanza de continuar produciendo los alimentos.

En la práctica, el campo cada vez se sume a la pobreza y sus nií±os y jóvenes son expulsados para no retornar, y los pocos que se quedan, sin querer quedan a la merced ”a las mordidas» producto de un sistema que ha sido injusto en la retribución de la riqueza, y que sigue creciendo, gracias a al miedo que impera en los productores para denunciarlos.

Cuando nos enteramos que sube el costo de la gasolina, sabe- mos que de alguna forma se va a reflejar en los servicios públicos, la tortilla y de los principales productos que contiene la canasta básica, y ¿Cómo repercutirá en nuestra alimentación, y a la par en nuestras actividades cotidianas —estudiantes, amas de casa, en la generación de la ciencia-? Y porque no opinamos para cambiar ese modelo que sólo está ocasionando más pobreza.

Como dominar ese miedo, y que de forma irónica dijera William Shakespeare (1564-1616) ”De lo que tengo miedo es de tu miedo», y que por definición tiene como caracterí­stica inherente a la sociedad humana: está en la base de su sistema educativo, y que en desde el ámbito de la ciencia polí­tica y la filosofí­a el miedo se ha identificado como una de las caracterí­sticas de la sociedad postmoderna.

Entonces queda claro, no hay que dejar que el miedo impere, sino que recurramos de nuevo a las fortalezas que tenemos como seres humanos para reconocer que ”el miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente»- Alonso de Ercilla y Zúí±iga (1533- 1594)-.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *