La cultura y la historia maya, así­ como su capacidad de supervivencia, tienen en este diciembre una cita en Cancún.
La Cumbre Climática que se llevará a cabo en esta ciudad tratará de innumerables temas; muchos de ellos, por su complejidad y derivaciones, se escapan casi al análisis. Pero habrá uno en donde todas las comunidades indí­genas del mundo deberán actuar unidas, y tiene que ver con la amenaza de que los paí­ses del primer mundo y las grandes compaí±í­as multinacionales tomen la decisión de salvar los bosques pero olvidando las personas que habitan en ellos, lo cual podrí­a poner en peligro hasta la supervivencia de estas comunidades.
El tema esa así­. Una de las propuestas que se discutirán en la Cumbre Climática denominada COP16,  será el planteamiento del REDD (Reducción de Emisiones de Deforestación y Degradación) que propone que aquellos paí­ses dispuestos y en posibilidad de reducir emisiones por evitar la deforestación y degradación de sus bosques, sean compensados financieramente por dichas acciones.
Eso significa que las grandes potencias o compaí±í­as podrí­an comprar bosques para mantenerlos en su estado natural, con lo cual servirán para reducir emisiones y frenar el calentamiento global. El problema es que si no se encuentra un punto medio y se establecen candados para esas operaciones, la conservación de esos bosques  podrí­a generar que expulsen a la gente que allí­ habita, con el argumento de que se debe mantener intocado al lugar en cuestión. La zona maya de Quintana Roo, por supuesto, encaja justo con ese debate.
Por ese motivo, a fin de septiembre pasado un grupo de activistas de diversas ONG’s del mundo se reunieron en Felipe Carrillo Puerto para explicarle a la comunidad maya cual es el trasfondo de lo que se discutirá en Cancún entre el 29 de noviembre y el 12 de diciembre de este aí±o, en el encuentro de la COP16.
En la zona maya del estado,  Joseph Ole Simel, de la organización de Derechos Humanos de Kenia, fue uno de los más duros crí­ticos del REDD.
”Si esto se implementa de manera ciega, podrí­a tener implicaciones muy serias para los pueblos indí­genas», dijo Ole Simel, ”la gente indí­gena puede ser expulsada de su propio territorio».
Según el activista, la conservación de bosques no debe estar basada en intercambios comerciales, porque podrí­a degenerar todo el proceso.  ”Redd debe estar subordinada a la tradición y los conocimientos de estos pueblos», agregó.
En ese mismo sentido, Alejandro Villamar, del Espacio Mexicano de Dialogo Climático, dijo que si se genera un contrato mercantil entre corporaciones y habitantes de los bosques, aun cuando sea con el objetivo loable de cuidar el ambiente, los indí­genas quedarán sujetos a tribunales comerciales internacionales en caso de incumplimiento de contratos, lo que a la larga generará que deberán entregar sus tierras. ”Se va a poner en riesgo la cultura y el hábitat de estos pueblos», aseguró.
La visión de estos organismos es que existe el riesgo de que el freno del calentamiento global se convierta en otro gran negocio del que necesariamente estarán excluidas las comunidades indí­genas.
Entre las ONG que llegaron a Carrillo Puerto también estaban el International Forum on Globalization (IFG) y la Confederación Nacional de Pueblos Indí­genas, de Bolivia, ambos movimientos muy activos en este tema.
El primero está presidido por Ví­ctor Menotti, un reconocido activista ambiental internacional. En una conferencia de prensa en Cancún, así­ como en una posterior reunión con alumnos de la Universidad del Sur de esta ciudad, Menotti intentó hacer tomar conciencia sobre la importancia de la decisión que se podrí­a tomar en la COP16.
”Debemos proteger los bosques y las personas», dijo Ví­ctor Menotti, ”las grandes potencias y compaí±í­as pueden comprar bosques para reducir emisiones, pero también pueden desplazar a las personas, y eso debemos evitarlo».
Menotti lo explica con claridad: a Estados Unidos, por ejemplo, le resultarí­a más barato comprar bosques para reducir la emisión de gases, que tomar medidas internas que afectarí­an seguramente a su producción industrial. En ese contexto, obligar a las personas a dejar los bosques serí­a un mal menor.
Según el director ejecutivo del IFG, la posibilidad de que eso suceda no está suficientemente entendida ni extendida entre la sociedad, y mucho menos en los pueblos indí­genas, que serí­an los primeros afectados, por lo cual se requiere de una tarea de difusión constante y disciplinada.
”Debemos explicarles cuales son la decisiones que los gobiernos pueden tomar, y como pueden afectar su vida y entorno», explicó. Y da un dato: el 20 por ciento de las emisiones globales proceden de la deforestación, por lo cual no hay solución global si no se resuelve ese problema.
Estos activistas intentaron encontrar eco en la comunidad maya local, que por razones obvias podrí­a ser la columna ciudadana de movilización más activa durante el evento de Cancún.
Ví­ctor Menotti dijo que saben perfectamente que una de las formas de presionar a los gobiernos es justamente movilizándose pací­fica pero multitudinariamente, porque, de otro modo, los poderosos simplemente pueden hacerse los que no escuchan y tomar decisiones por sí­ solos.
La inminente cumbre de Cancún tendrá también otros condimentos de este tipo de eventos, pero sin duda éste será uno de los que mayor atención generará en la comunidad local.
Quizá esta serí­a una buena oportunidad para que Quintana Roo demuestre su vocación por mantener y respetar la tradición y la cultura maya.

Graciela Machuca

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