Felipe Carrillo Puero

Cuando llegué a esta población, hace 34 aí±os,me llamó la atención el porqué se le llama: Felipe Carrillo Puerto y no con el nombre de algún héroe maya, surgido de la guerra social por la defensa de sus derechos, concluidos en el siglo pasado. Es indudable que Felipe Carillo Puerto,  su vida marcó tanto en lo social, como en la vida politica de Yucatán una etapa, de gran sentido y práctica revolucionaria, que modificó, cambio las bases sociales, económicas, polí­ticas siempre a favor de los mayas, que aún, a pesar de la revolución de 1910, seguí­an maltrados, explotados, humillados, en especial a los trabajadores del campo. No los trataban como humanos sino como objetos. En éste artí­culo, sólo haré una semblanza de su vida, basada en escritos de parte de su familia, amigos, compaí±eros de su época, anectodas.
Felipe Carrillo Puerto nació en Motul, Yucatán, el 8 de noviembre de 1874, su padre don Justiniano Puerto Pasos, fue originario de Sotuta. Prestó sus servicios en el ejercito del Lic. Benito Juárez, en contra del emperador Maximiliano, fue ascendido a Capitán Primero, por su valor, actividad y buena conducta. Al concluir la guerra de Reforma, volví­o a la ciudad de Mérida dedicandose a la carpinterí­a. Posteriormente, trasladó su domicilio en la ciudad de Motul, dedicandose a al comercio del maí­z, ahí­, conocí­o a Adela Puerto con quien se casó. Para entonces cambió su actividad comercial con la de la ferreterí­a, y también un billar, muy frecuentado por el ”club de carambola»Tuvieron 14 hijos. Felipe fue el segundo: Sus hijos fueron: Enriqueta, Felipe, Ernilda, Josefa, Gualberto, Eraclio, Elvia, Benjamí­n, Audomaro, Acrelio, Heliodoro, Edesio, Angelina, y Wilfredo. Felipe Carrillo Puerto, vio pasar los `primeros aí±os de su vida entre los mostradores y mesas de juego, allá conoció los primeros sinsabores de la vida, escuchaba interminables charlas al obscurecer.
Como premio por su aprovechamiento a su instrucción primaria, su padre le compró un terreno en Ucí­ a 6 kilometros de Motul, y se hizo amigo de los moradores de un rancho llamado Kaxatah, enclavado en los terrenos de una gran finca henequenera llamada Dzununcan. La pequeí±a comunidad de Kaxatah era lidereada por una maya entrando en aí±os que le llamaban carií±osamente, la vieja ”Xbatab», en una ocación Felipe, se dirijí­o a éste rancho con el objeto de platicar con sus pobladores, la anciana ”Xbatab», salió a su encuentro y le dijo: « has de saber, yaax ich (así­ apodaban carií±osamente a Felipe los campesinos mayas que quiere decir en lengua maya: ojos verdes, y que a ellos, en ese tiempo aún los llamaban de manera despectiva: indios) que los patrones de Dzunancan han cercado nuestra comunidad de Kaxatah, para que abandonemos todo y nos vayamos a refugiar en el monte, como si fueramos venados» Fue grande su sorpresa al observar al pequeí±o rancho cercado con albarradas,no pudiendo la gente y su ganado tener salida, pues para ello tendrí­an que saltar la barda, bastante alto.
El cerco mencionado fue mandado a poner por los dueí±os de la hacienda Dzununcan, con el pretexto de hacer nuevas siembras del henequén, al mismo tiempo abligaban a los rancheros a vender a bajo precio sus terrenos y ganado, para salirse del lugar, que es lo que más deseaban. En ese momento, Felipe, reaccionó y al frente de los afectados, derribaron el cerco, abriendo comunicación y paso. Los dueí±os de la hacienda, al tener noticias de ésta acción se quejaron al jefe polí­tico, que en realidad, era el servidor de los terratenientes, capitalistas y no del pueblo en general. Este ordeno la prisión de Felipe, tení­a entonces 18 aí±os, por gestiones de su padre alegando edad, fue puesto en libertad, exigió como condición para abandonar la prisión que la autoridades le prometieran a los mayas, que derribasen el cerco de humillante reducción.
Su relación con la gente del campo, con los mayas, le permití­o aprender el idioma maya.
Otra vivencia en la que se hizo de cirquero, fué cuando llegó a Motul el «Circo Quijano» En ella actuaba una contorsionista que se llamaba Elvira. Felipe con sus ideas sobre la explotación a los humanos, no soportó que Quijano lucrara explotando a la doncella, por lo que decidí­o rescatarla de ese medio. Por lo que una manera de hacerlo fue convertirse en cirquero. Asití­o con puntualidad a las prácticas matutinas, el levantamiento de pesas, el dominio de la argollas,las circunvoluciones en la barra, hasta el trapaecio, les parecian naturales…Se dice el amor o encuentra a iguales o hace iguales a los que junta. Por eso cuando Elvira se despidí­o al dí­a siguiente Felipe la siguió. El amaba a Elvira.Su padre se alarmó ante la desaparición de Felipe.Tuvo noticias que en Tixkokob, en los carteles anunciaban la actuación de un cirquero ,»Felipe de Motul». El padre de Felipe ,auxiliado por las autoridades del lugar consiguí­o recobrar a su hijo. Recluido en su habitación se ensimismó lleno de dolor, Ya no volví­o a ver a Elvira. Ante esta crisis amorosa, Felipe se hizo músico. Llegó a Motul el maestro Jerónimo Ramí­rez quién ofreció sus servicios como maestro de música, Don Justiniano lo contrató para que diera clases a sus hijos. Felipe pronto demostró progresos sorprendentes. Con un grupo de jóvenes organizaron una banda musical que tocaban cada Domingo en el Kiosco del Lugar, el tocaba la flauta. Cuando no ensayaban en la musica,su tiempo lo utilizaba para sus lecturas, sobretodo, las que tuvieron impacto en su tiempo como el ”Capital ” de Carlos Marx De esta manera entendió el valor del trabajo humano y cómo los hacendados eran unos pillos al explotar a los peones con trabajos de bestias. Y esos peones eran mayas. Habrí­a que redimirlos, pero necesitaba prepararse para la lucha, Comenzó a leer y a reeler. Fue autodidacta.

Graciela Machuca

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