Quienes ganan con la alianza opositora

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Las campaí±as electorales están llenas de datos extraí±os. Uno de ellos, recurrente, dice así­: toda la oposición parece estar de acuerdo en proponer al alcalde de Cancún, Gregorio Sánchez, como candidato a gobernador. Pero esos mismos que lo impulsan, tienen muy poco interés en un triunfo del primer edil. Su candidatura es un tema de interés común; su probable triunfo, un tema que sólo le preocupa a él.
Una amplia coalición de partidos opositores que se gesta en muchos ámbitos de la polí­tica local va proponiendo una teorí­a en ese sentido. La oposición espera encolumnarse detrás del alcalde de Cancún como candidato a gobernador, pero con objetivos diversos: los partidos van a ganar sus elecciones, de diputados, regidores o alcaldí­as; el destino electoral del primer edil, en el cual no confí­an, tampoco los aflige.

Esa versión va y viene por todos los pasillos de la polí­tica. Sectores del PAN y el PRD, ya no es secreto, transitan los primeros pasos de una gran alianza, que incluirí­a a Convergencia y al PT. Los mismos que piensan en esa alianza, han dejado de pensar en el destino de Gregorio Sánchez.

”Hacemos cálculos. El arrastre de Greg nos puede dar fuerza en tres o cuatro municipios, hay posibilidades», confiesa uno de esos dirigentes, ”pero nosotros vamos por nuestros espacios; si él no llega a la guberantura será su problema». Esta frase se repite, con variaciones mí­nimas, en referentes de todos los partidos que gestan esa gran alianza.

Los partidos, entonces, buscan colgarse de la popularidad y la estrategia electoral del alcalde de Cancún, que ha demostrado ir por buen camino, pero que aún genera algunas dudas. Los más antiguos referentes de la polí­tica del estado saben que las elecciones a gobernador se ganan, fundamentalmente, con estructuras, y ese parece el déficit fundamental de este armado electoral. Alrededor de Gregorio Sánchez, como en casi toda expresión polí­tica inexperta, se desdeí±a el peso de las estructuras, y se cree que sólo con el apoyo de ”los ciudadanos» se ganan elecciones.

Ante ese escenario, es entendible el camino que van tomando los partidos, porque deben salvar su propio destino antes que el de un proyecto individual sin arraigos partidistas de ningún tipo, y que más tarde que temprano podrí­a desconocer cualquier acuerdo.

Veamos las realidades actuales. El PAN ha quedado reducido a una fuerza casi testimonial (con miles de votos escondidos o congelados) por la falta de una estrategia coordinada para convertirse en oposición. Sus dirigentes, funcionarios y servidores públicos, son entes individuales que trabajan para sí­ mismos, o que, en el mejor de los casos, no pueden trascender más allá de su cí­rculo directo.

El partido, en su afán de recuperar un mí­nimo sentido de identidad, buscará mantener Isla Mujeres, donde hoy gobierna la panista Alicia Ricalde Magaí±a, y hacer el mejor papel posible en Cozumel, Benito Juárez y Solidaridad. Eso significa ganar algunas diputaciones y regidurí­as, pero intentando armar listas que tengan concepto partidario y de unidad, para, desde ese lugar, resucitar al partido.

Lo del PRD podrí­a ser más ambicioso pero no menos desesperado. El sol azteca sabe que está en inmejorables condiciones de ganar Cancún, y no quiere que esta vez se le escape. El secretario de Desarrollo Social y Económico, Julián Ricalde Magaí±a, tiene mano en ese juego. El adelanto de las elecciones a julio de 2010 lo ayudó más que a nadie en la oposición: ya no habrá tiempo para que alguien le discuta seriamente esa candidatura, que solo él mismo podrí­a derrochar.

Gregorio Sánchez ha dicho entre í­ntimos que no está muy convencido de que Julián Ricalde sea su candidato. Pero también entiende que sus anteriores aliados al interior del PRD no le han dado resultado. El trabajo importante es cohesionar las estructuras del partido con las de la Fundación Todos Somos Quintana Roo, y el primer edil le dio ese trabajo al grupo polí­tico donde milita Ricalde Magaí±a.

Si el PRD se queda con Cancún, habrá dado un paso gigante hacia la reconstrucción del partido, no tan sólo en el estado, sino en el sureste de camino a la elección federal de 2012. Este municipio es, para el sol azteca, de importancia nacional.

Pero hay que recordar la historia reciente para saber que nada es fácil en polí­tica. En 2005, el PRD se colgó de la figura de Juan Ignacio Garcí­a Zalvidea para hacer lo mismo que pretende hacer ahora. Y la jugada salió mal. El entonces popular Chacho logró 72 mil 500 votos en Cancún para su elección a gobernador, arrasando al PRI, pero el candidato a la alcaldí­a local, Alejandro Ramos, sólo sacó 59 mil votos y perdió ante Francisco Alor. La diferencia de aquél escenario con el actual tiene que ver con el PRI. El tricolor sabe que no ha fortalecido candidaturas para enfrentar ese duro reto de recuperar Cancún.

Todos estos datos parecen confluir en aquella primera especulación que dice que el destino electoral de Gregorio Sánchez sólo le interesa a él mismo, pero que su candidatura interesa a todos.

En ese sentido, ha sido extraí±o el pronunciamiento de dos figuras panistas que han negado, desde ya, cualquier posibilidad de ser candidatas a la gubernatura. La alcaldesa de Isla Mujeres, Alicia Ricalde, y la titular de Sedesol en el estado, Mercedes Hernández, coincidieron dí­as atrás en un pronunciamiento similar. El PRD, por supuesto, no tiene otro candidato, y los partidos pequeí±os apenas si pudieran aportar para integrar listas de regidores o alguna diputación.

Están despejando el camino para que Gregorio Sánchez sea candidato, y en esta estrategia está escondida la debilidad de la oposición. Si el alcalde, por algún motivo, decidiera no ser candidato, todo el plan se desmorona. La oposición quedarí­a huérfana, y apenas, en el mejor de los casos, mantendrí­a Benito Juárez.

Alrededor del alcalde hay demasiados misterios. Una parte de ellos abonan inteligentemente a su liderazgo; otra parte va creando alguna confusión innecesaria. Como cualquier hombre de negocios exitoso y rodeado de aduladores, Gregorio Sánchez escucha cada vez a menos gente.

Ese es un mal sí­ntoma. Este juego de necesidades y apatí­as mutuas debe llegar a un equilibrio para que la oposición pueda, por fin, disputar seriamente el gobierno al PRI en nuestro Estado de Quintana Roo.

Graciela Machuca

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