Caricatura polí­tica de Eduardo Soto

Mientras la mayorí­a de los contribuyentes tenemos que exprimir hasta el último centavo para cumplir con nuestras obligaciones fiscales, unas 60 empresas privilegiadas, a las que el gobierno federal además de otorgar cualquier tipo de incentivos, no pagan impuestos.
Un correo electrónico enviado por un amigo, seí±ala que según datos de la misma Secretarí­a de Hacienda y Crédito Público, al cierre del tercer trimestre del aí±o, esas empresas dejaron de pagar 232 mil millones de pesos, que por ejemplo, servirí­an para construir miles de escuelas en todo el paí­s, clí­nicas, carreteras y un largo etcétera.
Además, esas empresas que cuentan con grandes capitales, obligan a sus empleados a trabajar más horas que las estipuladas por la ley, les pagan sueldos miserables y en cualquier momento pueden correrlos sin mayores miramientos, sabiendo que ninguna autoridad se atreverá a hacerles frente.
En un paí­s donde la impunidad es moneda de cambio, ningún abogado osarí­a pelearse contra consorcios como Telmex, Wall Mart, Cementos Mexicanos, Televisa o Televisión Azteca, a menos que quiera ver truncada su carrera por defender los derechos de trabajadores que sólo tienen como patrimonio su fuerza laboral.
También es una patraí±a aquello de que las grandes empresas contribuyen al desarrollo de México al crear empleos, porque la mayorí­a son mal pagados y si sabemos que evaden impuestos, entonces ¿de qué desarrollo estamos hablando?
Hace unas semanas, el Presidente Felipe Calderón se ”peleó» con los empresarios que no pagan sus contribuciones al fisco, pero mientras todo se vaya en bravatas y no se reforme la ley hacendaria, los grandes capitalistas seguirán abusando de su poder.
”México es un paí­s de leyes», se escucha de manera insistente en el cí­rculo del gobierno, sí­, pero faltarí­a aí±adir que estas no se cumplen y se quedan sólo en el papel. Los grandes intereses de los poderosos hombres del dinero que financian campaí±as polí­ticas, son un obstáculo para reformar la normatividad que obligue a todos a cumplir con la ley.
De nada sirve que el primer mandatario haga como que se enoja contra los evasores de impuestos, si hasta el momento, después de tres aí±os de administración, nada en concreto ha hecho para que cesen los abusos de esos empresarios voraces.
Eso sí­, el paquete fiscal aprobado hace unos dí­as, obligará a los contribuyentes cautivos a seguir exprimiendo sus cada vez más escuálidos recursos, para seguir manteniendo a una burocracia improductiva e ineficiente que cobra mucho y nada aporta al desarrollo del paí­s.
En naciones donde se respeta la ley, los empresarios son los primeros en aportar recursos para apoyar el desarrollo de esos paí­ses y los gobiernos cumplen con su papel de administradores de la riqueza nacional que se distribuye de manera equitativa.
Aquí­, los empresarios no contribuyen al desarrollo, son los principales beneficiarios de un sistema de gobierno que privilegia la impunidad y la corrupción, porque así­ está estructurado para que se mantenga el status quo donde ganan todos los que están en el poder, menos los ciudadanos de a pie.
Indigna saber que los hombres más ricos de México no pagan impuestos, son objeto de todo tipo de beneficios fiscales por parte del gobierno, explotan a sus empleados y en lugar de ser sujetos de alguna sanción, están siempre al lado de quienes han gobernado y de aquellos que gobiernan hoy.

Graciela Machuca

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