Rebelión Maya de 1847 (Parte I)
A muchas personas, que hemos llegado a residir a esta ciudad, quizá nos llame la atención, su historia, sus leyendas y sus selvas, de un pasado relativamente reciente. Aquí han nacido nuestros hijos y aún los nietos, pero pocos sabemos del pasado de estas tierras. En este artículo sólo quisiera recordar algunas partes de la historia de la zona centro del estado de Q. Roo, que fue escenario de acontecimientos importantes, como las luchas y resistencias de los indígenas mayas, contra la humillación y explotación de la que fueron objeto desde la conquista de la península de Yucatán por parte de los espaí±oles; y en consecuencia motivo de los cambios sociales, culturales y económicos, que actualmente vivimos.
Todo comenzó desde los viajes aventureros de don Cristóbal Colón en 1492, cuando llegaron a algunas islas del caribe, y que posteriormente fueron poblando o más bien adquiriéndolas a la fuerza y expropiándolas a los naturales, es decir a sus dueí±os; tales como las islas de Cuba, Santo Domingo, y otras. En 1517, se inició la conquista de la Península de Yucatán, con la expedición de Francisco Hernández de Córdova, a quien no le fue bien, ya que fue recibido agresivamente y derrotado por parte de los indígenas. En 15l8 salió de Cuba una nueva expedición, al mando de Juan de Grijalva, trayendo como capitanes a: Pedro de Alvarado, Alonzo de ívila y Francisco de Montejo; quienes bordeando la península llegaron a Tabasco y nuevamente regresaron a Cuba, teniendo siempre encuentros de combate con los indígenas mayas. Don Francisco de Montejo, solicitó y obtuvo por su cuenta y riesgo, permiso de conquistar Yucatán para el Rey de Espaí±a. Inició su cruzada en 1527, saliendo de la isla de Cozumel; Montejo ”el Adelantado», tuvo que viajar a la Nueva Espaí±a (actual Cd. de México) en donde se encontró con su hijo y sobrino (ambos del mismo nombre). El hijo y primo, después de la facilidades que obtuvieron del Virrey de la Nueva Espaí±a (don Antonio de Mendoza) en 1537, inician la conquista de la Península, fundando la Villa de Francisco de Campeche en 1541 y posteriormente la ciudad de Mérida el 6 de Enero de 1542, en memoria de la Augusta Emérita, monumento antiguo romano en Espaí±a. Cabe aclarar que la situación que imperaba entre los mayas, en ese tiempo, era un estado de decaimiento cultural, social e inclusive religioso. Sólo había tradiciones, destellos de una otrora gran civilización, que conservaban con recelo. Estaban divididos en agrupaciones sociales, conocidas como cacicazgos: tales como los Cocom, Cheles, Xiu etc; había aproximadamente 10 cacicazgos durante la intervención de los espaí±oles, y entre ellos (quizá por supremacía política y social) existían constantes conflictos:esto, facilitó su derrota en cierta manera; además de que durante este lapso algunos de estos se aliaron a los espaí±oles, sin pensar en el trato que posteriormente recibirían (dada la nula calidad moral de las personas que vinieron a realizar la conquista: aventureros, ambiciosos, vanidosos y sanguinarios dispuestos a obtener por la fuerza lo que no les pertenecía, escudándose en la religión practicada con tintes fanáticos). Por otro lado en Europa había competencia entre las grandes potencias de la época, quienes también buscaban supremacía, económica, política, militar, y les interesaba conquistar más tierras para sus propios fines; por lo tanto, los viajes de Cristóbal Colón y los posteriores a estos, ya venían con alevosía y ventaja. Inclusive, don
Cristóbal en su supuestas ”memorias» refiere que el fin principal de sus viajes era encontrar oro. Obviamente, no encontraron en la Península, gran cantidad de este material, dado que, en la Gran Civilización Maya (a la que nos hemos referido en otros artículos) al oro se le daba un carácter simbólico-religioso, por su extraordinaria composición material, así que, cuando ellos se referían a ”cuerpos de oro puro» se referían a una perfección espiritual.
Como dato olvidado y por muchos desconocido, referiré un segmento muy resumido pero que tiene que ver con ciertas actitudes de los espaí±oles: poco después de que don Cristóbal Colón descubriera parte de este continente, el papa Borgia Alejandro VI, en su celebre Bula ”Intercoeteris» del 4 de Mayo de 1493, autorizó de hecho la invasión de tierras recién descubiertas, estimulando y organizando este tipo de empresas (la de las conquistas); con el propósito de que el territorio de nuestro continente (o partes del mismo) pasaran a dominio del país que la realizase, así como el disfrute de sus principales riquezas, con el mismo derecho otorgado a los hombres notables que formaran parte de las huestes conquistadoras.
Con esa justificación, tan pronto los conquistadores ponían pie en el territorio que conquistaban, el jefe de la expedición les leía a los indígenas indicaciones raras y extravagantes, haciéndoles saber que el papa, como representante de Dios, había donado aquel país a los monarcas espaí±oles y que si ellos no se sometían voluntariamente, les harían la guerra, se les reduciría a la esclavitud y se le despojaría de sus haciendas y hasta de sus mujeres. Aunque los mayas no entendían el idioma espaí±ol, si entendían el argumento de la fuerza y de los sucesos que vendrían después. Con este argumento y basándose en la Capitulación de Granada, llevada a cabo en 1526, entre el Rey y don Francisco de Montejo, se le autorizó a este último a introducir la esclavitud de los naturales que se negasen a aceptar la soberanía del rey, por lo que Montejo comenzó a implantarla en Yucatán, distibruyendolos entre sus compaí±eros y amigos y de inmediato comenzaron a explotarlos sin compasión… (Continuará)